La histórica y cercana relación entre Estados Unidos e Israel también tiene un lado oscuro, y ahora la sociedad del país del norte debate sobre el espionaje que el estado judío ha realizado en su territorio desde hace décadas, merced a la ayuda de los propios estadounidenses.
El ex analista militar de 84 años, nativo de Nueva Jersey, Ben-ami Kadish enfrenta una eventual pena de cadena perpetua por robar secretos de seguridad, tal como hace un cuarto de siglo ocurrió con Jonathan Pollard, un funcionario civil de la Armada detenido en 1985.
El vínculo entre ambos fue la ahora desaparecida Oficina de Relaciones Científicas hebrea, dirigida por Rafi Eitan, otrora agente del Mossad y ahora un octogenario ministro del gabinete israelí.
En los dos casos el contacto fue un "funcionario diplomático" en Nueva York, parte del equipo que "por años ha estado envuelto en espionaje tecnológico en Estados Unidos", dijo el experto hebreo Yossi Melman.
"Esto claramente indica que otros americanos fueron consultados en otras instalaciones militares para hacer lo mismo", comentó Joseph E. diGenova, el fiscal que hace un cuarto de siglo persiguió a Pollard.
Los cargos
Según el proceso que se ventila en una corte de Nueva York, por seis años -desde 1979- Kadish robó documentos sobre proyectos de armas nucleares, la modificación del avión de combate F-15 y el sistema antimisiles Patriot.
Estos archivos fueron fotografiados por el contacto en el consulado israelí.
Luego de conocerse el caso de la Fiscalía, un vocero de la Cancillería hebrea comentó el miércoles que no habría un pronunciamiento oficial sobre la situación judicial de Kadish, enfatizando que desde 1985 su gobierno ordenó "no realizar ninguna actividad de este tipo en EE.UU.".
En Medio Oriente otras voces también apuntaron a que elementos "anti israelíes" en la CIA y el Pentágono "levantaron" el caso ante una posible amnistía del agente condenado de por vida hace 25 años, cuya liberación -extrañamente- constantemente pide el estado judío. (Agencias)