Rodríguez Zapatero fue abucheado en parada militar del 12 de octubre
El jefe de Gobierno hispano recibió las rechiflas luego que el líder de los conservadores invitara a sus adherentes a demostrar con algún "gesto" el "orgullo" de ser español.
El jefe de Gobierno hispano recibió las rechiflas luego que el líder de los conservadores invitara a sus adherentes a demostrar con algún "gesto" el "orgullo" de ser español.
Los españoles celebraron este viernes con una gran parada militar en Madrid el Día de la Hispanidad, la Fiesta Nacional, marcada este año por el tenso pulso político que mantienen el gobierno socialista y la oposición conservadora a cinco meses de las elecciones generales.
En la celebración hubo aplausos para el rey Juan Carlos y abucheos para el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
Los reyes Juan Carlos y Sofía presidieron el desfile, que comenzó con el despliegue de una gran bandera nacional que descendió sobre la Plaza de Colón portada por un paracaidista, dando paso a la parada militar que rindió homenaje a las misiones internacionales y a los "cascos azules" españoles en el Líbano.
La familia real estuvo presente en la tribuna de autoridades, acompañada por el jefe del Ejecutivo y sus ministros, los presidentes de la mayoría de las comunidades autónomas, los representantes de las altas instancias del Estado, el líder de la oposición, Mariano Rajoy, y el cuerpo diplomático extranjero.
Los soldados fallecidos este año en las misiones en el exterior, cinco de ellos de origen latinoamericano -tres colombianos, un peruano y un ecuatoriano-, fueron honrados en un homenaje especial, en presencia de algunos de sus emocionados familiares.
La tensión se palpó en el momento más solemne de la celebración cuando, en medio del silencio, el Rey procedía a la ofrenda en memoria de los caídos por España, entonces grupos de asistentes profirieron gritos y silbidos contra el presidente del Gobierno, que fue de nuevo abucheado al final de la parada.
Rodríguez Zapatero fue también abucheado en las dos anteriores celebraciones de la Fiesta Nacional, pero en esta ocasión y a falta tan solo de cinco meses para las elecciones, la fiesta se ha visto envuelta por la tensión política entre el gobierno socialista y la oposición conservadora, ejercida por el Partido Popular (PP).
El líder "popular", Mariano Rajoy, causó sorpresa y avivó el debate al pedir a los ciudadanos que salieran este viernes a la calle a demostrar con algún "gesto" el "orgullo" de ser español, frente a lo que considera política de debilidad del gobierno ante las fuerzas nacionalistas catalanas y vascas.
El mensaje de Rajoy fue interpretado por el gubernamental Partido Socialista como un intento de "dividir y crispar a los ciudadanos" y de buscar incidentes en la jornada festiva.
Las conmemoraciones transcurrieron hasta el momento sin incidentes más allá de los abucheos a Zapatero.
Los Reyes fueron aplaudidos a su llegada y cuando abandonaban el lugar principal de la celebración, en la que se escucharon también vivas a España y se corearon frases como "España, unida, jamás será vencida".
El enfrentamiento permanente que el Partido Popular mantiene con el Gobierno de Rodríguez Zapatero desde que los socialistas ganaron las elecciones en marzo de 2004, centrado sobre todo en la política hacia la organización terrorista ETA y hacia las reclamaciones nacionalistas, se amplió en las últimas semanas con la polémica en torno a los símbolos nacionales: la bandera y la Corona.
El debate surgió a raíz de la quema por grupos de jóvenes independentistas de la región de Cataluña de fotos de los Reyes, en septiembre, y de la petición del partido Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) de que el Rey deje de ser el Jefe supremo de las Fuerzas Armadas, rango que asumiría el Presidente del Gobierno.
El PP acusa de tibieza al Gobierno socialista en su respuesta a esas acciones, y de haber debilitado en su mandato la cohesión del Estado.
El desfile, en el que participaron 4.718 militares de los tres ejércitos, 205 vehículos y 86 aeronaves, contó por primera vez con un avión AWACS de la OTAN, y la presencia entre los espectadores de muchos inmigrantes que lucieron la bandera española en todas sus versiones, en gorras, camisetas o pulseras.
En la recepción posterior ofrecida por los Reyes, el presidente del Gobierno valoró como artificial el debate surgido en torno a los símbolos nacionales y minimizó la importancia de los abucheos recibidos, que consideró un síntoma de la "libertad de expresión" que goza España. (EFE)