La flamante monarca del Abierto de Australia comentó tras su impecable triunfo que siente que aún puede hacer las cosas mejor que lo que mostró en este torneo.
La estadounidense Serena Williams (81ª) se declaró un ser insaciable de victorias, tras ganar su octavo Grand Slam y su tercer Abierto de Australia.
"Sabía lo que quería hacer, porque soy insaciable", dijo Williams tras humillar a la rusa Maria Sharapova (2ª), por 6-1 y 6-2. "Creo que todavía hay cosas que incluso puedo hacer mejor, y estaba segura de lo que deseaba hacer cuando salí ahí fuera".
Con un vestido blanco, el pelo suelto, y portando su teléfono móvil en una mano y en la otra un sandwich, la norteamericana comenzó su discurso con la copa de campeona al lado. "Discúlpenme, pero tengo hambre, aún no he comido nada", dijo.
Luego señaló que este triunfo había que colocarlo por encima del resto. "Nunca esperaba perder, porque siempre me mantengo positiva. Esta mañana me levanté y me sentí diferente a cuando gané en Wimbledon. Muy feliz, con mucha confianza, sin nervios", aseguró.
"He tenido ampollas, he estado enferma, tuve diarrea y alcancé la final, así que me desperté hoy sabiendo que cualquiera que fuera el resultado estaría feliz", confesó.
Serena señaló que la victoria fue fruto de su agresividad. "Mi padre y mi madre me enseñaron a jugar así al tenis y cuando juego bien es difícil que alguien me gane en el circuito femenino, porque tengo un estilo único, un juego singular. Yo nací para jugar al tenis", señaló.
"Pero Sharapova probablemente se vaya a casa ahora mismo y trabaje para que estas cosas no vuelvan a sucederle de nuevo. Aunque hubiera sido la 775 del mundo, si ella hubiera perdido se iría a casa y se entrenaría lo mejor posible, como yo haría también", agregó.
"Voy a hacer lo mismo porque sé que alguna jugadora cuyo nombre no es Sharapova, pero que termina en 'ova' y tiene 12 años y es de Rusia, o de donde sea, está trabajando duro ahora mismo para estar lista contra mí. Por eso voy a seguir en mi línea", concluyó.
La pena de Sharapova
Maria Sharapova comentó tras su derrota en la final del Abierto de Australia que sentía no haber podido regalar ese triunfo a su madre, en el día de su cumpleaños.
"Desgraciadamente era el cumpleaños de mi madre hoy (sábado) y no pude ganar para ella", dijo la bella eslava. "Pero ella me hace sentirme feliz, y darme cuenta de que sólo es una derrota. No me gusta perder, todos lo saben, porque no es divertido y luego en el vestuario dices, qué mierda, he perdido, y otra lo está celebrando por ahí y abriendo una botella de champaña", agregó.
"Siempre, cuando gano o pierdo, llamo a mi madre y ella me dice, hay otro torneo la próxima semana y tienes que concentrarte ahora en eso. Siempre recordaré este día en el futuro en mi carrera cuando eche la vista atrás y diga, esto me enseñó algo, sólo me ha hecho más fuerte, y eso me ha sucedido ya varias veces", continuó. (EFE)
