El tigre rugió y marcó más que historia en Viña 2007

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Autor: Cooperativa.cl

Tom Jones respondió a todas las expectativas generadas ante su visita a la Quinta Vergara y mostró por qué es una de las voces más reconocidas del mundo, con una presentación sólida a decir basta.

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Por J. Raúl Martínez rmartinez@cooperativa.cl

 

Casi como en un teatro de Las Vegas, la Quinta Vergara aplaudió de pie a Sir Tom Jones, el cantante galés que puso su rúbrica en la segunda noche del Festival, es más, en toda esta versión número 48 del certamen viñamarino.

 

El intérprete de "Sex bomb" hizo todo lo que se esperaba, deleitó con su poderosa voz, se contorneó en forma sensual y hasta gruñó como el felino que le da su apodo, ante un delirante público que llenó el anfiteatro de la Ciudad Jardín, dispuesto a disfrutar a concho la cerca de una hora y media de show que presentó el artista.

 

La Antorcha de Plata, a la que sumaron una dorada y la primera Gaviota de Plata del año, que recibió Jones lucieron hasta pequeñas ante la ovación del "monstruo", sobre todo cuando para los artistas sajones resulta extraño el ritual de los estímulos del Festival.

 

Jones presentó un concierto redondo, con sus clásicos, algunos temas de sus últimas producciones y una sección de lo que él denomina standards, es decir clásicos de la música norteamericana.

 

La banda del galés es otro referente obligado, no sólo para este 2007, porque la solidez musical que respalda a Jones es parte importante del éxito del artista, algo que se notó aún más claramente cuando el chileno Mario Guerrero salió a escena junto a su orquesta.

 

Tom Jones interpretó, entre otras, canciones como "Delilah", "It's not unsual", "Kiss", una versión de "You can leave your hat on" o "The reason", del grupo Hoobastank, a las que se sumaron "What's new pussycat", "I like the way" o "Raise your hand", esta última que abrió la presentación.

 

Incluso la menor afinación de algunas canciones -Jones ahora tiene 66 años- no merma la calidad de la presentación, que como ocurrió con Julio Iglesias, José Luis Rodríguez o Raphael durante los años 80, mostró a un artista de plena vigencia en el mundo.

 

Los Bunkers estuvieron a la altura

 

Los Bunkers ya se habían declarado orgullosos de poder compartir escenario con Tom Jones, pero además de esta admiración por el galés, la banda penquista se preocupó de mostrar su mejor arsenal de tema en la Quinta Vergara, a pesar de que subieron al escenario alrededor de las 02:00 horas.

 

El grupo recurrió a una excelente interpretación, que da prueba de su bagaje en vivo, para conquistar a quienes soportaron el frío y se quedaron a verlos en el anfiteatro.

 

Con "Ven aquí" y "No me hables de sufrir", "Pobre Corazón" o "Miño", Los Bunkers mostraron energía y mucho rock, particularmente en el sonoro final que dieron a "Ahora que no estás".

 

La Antorcha de Plata que recibieron promediando su presentación, sumada al postrero estímulo de oro, fueron justo reconocimiento para una banda ya consolidada en el país, con composiciones inteligentes y que son efectivamente música para escuchar en vivo y no un producto de estudio.

 

Además, fieles a sus influencias, recorrieron con emotivas versiones "La exiliada el sur", de Patricio Manns (música) y Violeta Parra (letra), y el clásico de Los Angeles Negros, "Y volveré".

 

Mario Guerrero no lució

 

El cantante Mario Guerrero, nacido al alero de "Rojo" (TVN), fue la "víctima" de la segunda noche festivalera, porque a pesar de tener varios éxitos en las radios, como "Me gustas" o "Siento", la interpretación de la banda de apoyo conspiró contra una mejor recepción.

 

Al hacer el balance frente a Jones y Los Bunkers, el también jurado folclórico claramente al debe, porque muchas veces su voz se perdió entre el volumen de guitarras, batería y bajo.

 

Guerrero sí recibió cerrados aplausos de su club de fanáticas, pero insuficientes para contagiar a la Quinta para algún premio, aún después de "Getsemaní”, quizás el tema que mejor interpretación vocal y musical de su presentación.

 

Al final, y con la complicidad de los animadores, un bis innecesario, donde incluso el artista recurrió a un mix de temas que incluía las canciones con que abrió su paso por la Quinta y que en la suma sólo significó atrasar más a Los Bunkers, que esperaban en camarines para cerrar la segunda noche de Viña 2007. (Cooperativa.cl)

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