China pidió "alerta" a América Latina frente a intenciones del Dalai Lama
Pekín criticó las intenciones "independentistas" del líder espiritual tibetano, quien visitó Chile durante la semana pasada, en medio de una gira por el Cono Sur.
Pekín criticó las intenciones "independentistas" del líder espiritual tibetano, quien visitó Chile durante la semana pasada, en medio de una gira por el Cono Sur.
El Gobierno de China pidió a los cinco países latinoamericanos visitados recientemente por el Dalai Lama que "estén alerta" ante las verdaderas intenciones "independentistas" del líder político y espiritual tibetano.
"El Dalai Lama no es una figura religiosa, sino un exiliado político con intenciones separatistas", aseguró el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Liu Jianchao, quien no aludió directamente a ninguna de las naciones que visitó el personero.
El Dalai Lama, Nobel de la Paz en 1989, llegó recientemente a Brasil, Argentina, Chile, Perú y Colombia, países en los que dio numerosas conferencias en las que abogó por la tolerancia religiosa, la paz y el respeto al medio ambiente, entre otros temas.
Por ejemplo, el líder espiritual señaló este miércoles -en un discurso en Bogotá- que el conflicto colombiano debe resolverse por la vía del diálogo y el respeto.
Por otro lado, el Dalai Lama fue acusado en la víspera de fomentar la división religiosa entre las diferentes sectas del budismo tibetano.
La polémica se inició hace dos meses, en una inusual pelea entre monjes y feligreses en un monasterio de las cercanías de Lhasa, la capital tibetana.
El enfrentamiento giró en torno a unas imágenes del monasterio que fueron destruidas por los monjes, ya que al menos una de ellas pertenece a la deidad Dorgje Shugden, popular entre los tibetanos pero que ha sido rechazada por el Dalai Lama, que la considera una causa de división en el budismo.
Según grupos de derechos humanos, China, que ocupó militarmente el Tíbet en 1959, practicó una dura represión de la cultura y religión tibetana en las décadas de los 60 y 70, destruyendo templos y monasterios, así como enviando a miles de monjes a campos de reeducación. (EFE)