Denunciante de arzobispo Cox: Bernardino Piñera lo encubrió y lo protegió

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Autor: Cooperativa.cl

Abel Flores acusa al religioso de abusarlo en dos ocasiones y que el tío del Presidente Piñera presenció algunos episodios.

Denunciante de arzobispo Cox: Bernardino Piñera lo encubrió y lo protegió
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Cox se encuentra en Alemania, donde es investigado.

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El ex arzobispo de La Serena Francisco José Cox, de 85 años, enfrenta una investigación canónica por una denuncia en Alemania, la cual fue confirmada por la congregación de los Padres de Schoenstatt, donde aseguraron que la indagatoria fue enviada a la Congregación para la Doctrina de la Fe.

En Chile, el Ministerio Público tiene dos denuncias en contra de Cox Huneeus por abusos, una de ellas de parte de Abel Soto Flores, de 49 años, quien acusó dos episodios por parte de religioso, y además aseguró que el antecesor de Cox como arzobispo de La Serena, Bernardino Piñera -tío del Presidente Sebastián Piñera-, lo encubrió y protegió.

"Cuando la gente dice '¿cómo don Ricardo (Ezzati) no va a saber qué hacen los curas?' ¡Ellos lo saben! Yo viví con Bernardino Piñera y con Cox en el arzobispado (de La Serena), comía todos los días con él y (Piñera) veía cuando Cox me manoseaba y me daba besos en la boca, delante de él y de la familia que nos atendía. Piñera lo encubrió, lo protegió y permitió que tantos cabros como yo siguieran ese camino", dijo Flores a La Segunda.

Cox, quien sucedió a Piñera como arzobispo de La Serena entre 1990 y 1997, vive desde 2002 en la ciudad alemana de Vallendar, donde se encuentra la casa central de la Congregación de Schoenstatt.

Desde esa época ya se conocían situaciones de abusos de menores por parte de Cox Huneeus en la diócesis de La Serena, como quedó de manifiesto en un reportaje de la periodista Alejandra Matus llamado "Los archivos secretos de Cox", en el diario La Nación.

"Hacia mediados de los años 90, la obsesiva inclinación sexual de Cox hacia los jóvenes era un secreto tan conocido como bien guardado", consignaba la periodista en el artículo en el que se señalaba que el sacerdote Manuel Hervia denunció en 1992 ante el obispo Alejandro Goic y el ex presidente del episcopado Carlos González "que sorprendió a Cox en actividades sexuales con un joven. (....) Pero los obispos, en su oportunidad, le respondieron que la situación era 'conocida' en la comunidad Schoenstatt".

Para el historiador experto en Iglesia, Marcial Sánchez, citado por el vespertino, la situación de Cox es una muestra de la política de la Iglesia ante casos de abusos.

"Cox cae dentro de una política que tenía la Iglesia, que era de cubrir a algunos miembros y trasladarlos. Este es el primer caso que se conoce, pero el primero en caer a la justicia fue el cura Tato, que fue posterior", dijo el experto.

Para él, esta forma de operar en la Iglesia considera "sacar a un sacerdote y cambiarlo de lugar, pero también las características de la formación de sacerdotes, cómo se producían ascensos de algunos obispos, y las colocaciones de sacerdotes en ciertos lugares, que se van repitiendo en distintos países -Alemania, Estados Unidos, Canadá, Chile-, y que son anómalas y genera un problema sistémico".

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