El "comandante Salvador" vive en Buenos Aires a la espera de ser considerado refugiado político.
En tanto, su esposa se desempeña como periodista en la Casa Rosada desde 2009.
La prensa trasandina dio a conocer detalles de la vida de Sergio Galvarino Apablaza, líder del FPMR sindicado como el autor intelectual del crimen de Jaime Guzmán, quien reside en Argentina desde 2005.
El "
comandante Salvador" solicitó al gobierno argentino asilo como refugiado político con el objetivo de evitar la extradición a Chile que reclama La Moneda, a lo que se suma que su esposa Paula Chahín Ananía, trabaja como periodista de la Casa Rosada.
Según Perfil.com, el matrimonio vive junto a sus tres hijos argentinos en el departamento de Moreno, hasta que esta semana su tranquilidad se quebró luego del nuevo impulso que Piñera imprimió al pedido de extradición del líder guerrillero.
Por su parte, el jefe de Gabinete de Kirchner, Aníbal Fernández, afirmó que la extradición está en manos de la Justicia. "Es un tema muy delicado. Hasta que la Corte no se expida, no se puede concluir con una situación de estas características".
Sin embargo, Apablaza solicitó a las Naciones Unidas y a Argentina el estatus de refugiado político, al considerar que en Chile es perseguido por las autoridades.
Ese mismo argumento fue el que esgrimió el juez federal Claudio Bonadío, cuando rechazó la extradición solicitada en 2005.
Su vida en Argentina
Según el periódico, el círculo íntimo del ex jefe del FPMR consideran que no prosperará esa medida y que la presidenta Fernández de Kirchner dará el visto bueno para asilarlo, decisión que ya lleva demorada cinco años.
"Piñera es un extorsionador. Todo esto es una maniobra de la derecha chilena", manifestó su abogado Rodolfo Yanzón, descartando cualquier responsabilidad de su defendido en el asesinato de Guzmán.
Paula Chahín y Apablaza se conocieron en una entrevista que la actual periodista de la Casa Rosada desde 2009, le realizó cuando trabajaba en el diario La Nación.
"Estoy acá trabajando", sostuvo la mujer empleada por el Gobierno argentino desde mayo de 2009. Consultada por sus contactos con el kirchnerismo eligió el silencio.
Sin embargo, en 2004 declaró, confiada en que su esposo no sería extraditado, ya que "(Néstor) Kirchner ha mostrado una gran sensibilidad por los militantes de izquierda".
