El cineasta relató en Cooperativa lo que fue testigo en septiembre de 1990 respecto al traslado del cuerpo del Mandatario.
"Siempre he afirmado que fue asesinado", afirmó.
Littin fue director de la película "Allende en su Laberinto".
El cineasta nacional Miguel Littin insistió en la versión de que el Presidente Salvador Allende fue asesinado y en conversación con Cooperativa relató de lo que fue testigo en septiembre de 1990 respecto al traslado del cuerpo del Mandatario, afirmando que éste fue cambiado.
El director de la película "Allende en su laberinto" afirmó en Una Nueva Mañana que "yo lo he planteado desde hace muchos años; nunca he afirmado que Allende se haya suicidado, siempre he afirmado que fue asesinado".
"Estábamos en el traslado del cadáver del Presidente Allende desde Viña del Mar a Santiago, en la carretera, el 4 de septiembre de 1990", detalló.
Declaró que "vi claramente que habían cambiado el cuerpo, que lo habían cambiado en el camino, que fue trasladado desde un furgón al otro y el furgón que llevaba el cadáver verdadero de Allende escapó".
Indicó que "de pronto se detiene el carro que llevaba el féretro del Presidente, tomó mucha distancia de la comitiva oficial y nosotros que íbamos en un carro logramos salir detrás del carro en que iba el cadáver del Presidente, adelantarnos a la comitiva oficial. Cuando llegamos a un punto de la carretera, había dos carros exactamente iguales y en uno de ellos estaba supuestamente el féretro del Presidente".
"De pronto, uno de ellos tomó distancia y escapó. No lo pudimos seguir porque se interpusieron las filas de Carabineros y del Ejército que ese día se habían tomado prácticamente toda la carretera como si fuera una operación de guerra", recordó Littin.
Además, el cineasta dijo que "allí en esa fila de personas que había en la fila de autos que había detrás habían connotadas personalidades del ámbito político del país, inclusive el ministro del Interior de la época (Enrique Krauss), quien vio porque tenía medio cuerpo afuera del auto cuando se estaba produciendo ese cambio".
Agregó que "nosotros se lo advertimos, se lo dijimos a la gente que estaba abajo. Y eso quedó en un misterio total, como ha sido todo lo que respecta a Allende, es realmente un misterio".
"Soy parte ni siquiera de una verdad jurídica, soy parte de una verdad moral y ética, y cuento lo que vi porque considero que es mi obligación (...) El tiempo me dará la razón", concluyó, afirmando que no había dado a conocer públicamente lo sucedido en septiembre de 1990.
