Alemanes recordaron la quema de libros del Tercer Reich en la Bebelplatz
Donde en 1933 estaba la Plaza de la Opera, la Universidad Humboldt, el Instituto Cervantes y la Fundación Tres Culturas de Andalucía evocaron la pira nazi.
Donde en 1933 estaba la Plaza de la Opera, la Universidad Humboldt, el Instituto Cervantes y la Fundación Tres Culturas de Andalucía evocaron la pira nazi.
La actual Bebelplatzt, donde hace 75 años los nazis perpetraron una de sus más significativas quemas de libros, fue escenario de una de las varias conmemoraciones de este hecho, así como de llamados a promover la tolerancia.
En la Bebelplatz, que en 1933 se llamaba Plaza de la Opera, se montó un escenario para la actividad, organizada por la Universidad Humboldt, el Instituto Cervantes y la Fundación Tres Culturas de Andalucía.
Ni siquiera el clima -con un sol radiante- ayudaba a pensar en el "clima de funeral" del que hablara el escritor Erich Kästner al referirse a la quema de 1933, en la que sus propios libros fueron entregados a las llamas.
Sin embargo, de repente se oyó una voz que venía claramente del pasado y que describía cómo estudiantes alemanes lanzaban al fuego libros que se calificaban como "inmorales" y luego daba paso al ministro de Propaganda del régimen nazi, Joseph Goebels.
Mucha gente se dirigió al lugar exacto donde estuvo situada la pira de 1933 y donde ahora hay un monumento a los autores perseguidos.
Luego, ya ligados con el pasado por la voz de una grabación radiofónica de 1933, por el escenario empezaron a desfilar los diferentes participantes en el acto.
El catedrático Ignacio Sotelo sostuvo que España todavía se evita la reflexión sobre uno de los hechos más profundos de su historia, que fue la intolerancia cultural y religiosa de la Inquisición.
Sotelo acusó a la derecha de calificar toda discusión al respecto como fomento de la leyenda negra y dijo que la reflexión sobre actos de intolerancia cultural invita también a reflexionar sobre el pasado.
Por su parte, el filósofo franco-argelino Sami Naïr calificó la quema de libros como una muestra de temor hacia el pensamiento de otros y advirtió contra otras formas de intolerancia, como la de quienes creen que sus libros sagrados invitan a matar o la de aquellos que predican la guerra de las civilizaciones. (EFE)