Cada junio, China se detiene para observar uno de los momentos más tensos del calendario escolar: el gaokao, el examen nacional de ingreso a la universidad. Este 2025, más de 13,35 millones de jóvenes rendirán la prueba, una cifra apenas menor al récord del año anterior, según informó el Ministerio de Educación.
Este examen no es solo una evaluación académica. En China, es una verdadera bisagra vital: su resultado puede definir no solo el ingreso a la universidad, sino también las oportunidades laborales futuras, la movilidad social y hasta el prestigio familiar. Por eso, el país despliega un impresionante operativo para garantizar su correcta ejecución.
Las autoridades locales han sido instruidas para asegurar condiciones óptimas de transporte, alojamiento, limpieza y control del ruido alrededor de los centros de examen. Además, se han reforzado las medidas contra el fraude con controles estrictos que prohíben dispositivos electrónicos como celulares, relojes inteligentes o gafas con conexión.
Pero también hay espacio para la inclusión: 16 estudiantes ciegos rendirán el examen en braille, y más de 14.000 jóvenes con discapacidad contarán con apoyo específico. Asimismo, se ha habilitado orientación psicológica para ayudar a los estudiantes a lidiar con el estrés de una prueba que muchos consideran "la más difícil del mundo".
Desde hace semanas, las redes sociales chinas se inundan con mensajes de aliento, rituales de buena suerte y consejos de antiguos postulantes. En un país donde la competencia educativa es feroz, el gaokao sigue siendo un símbolo nacional de esfuerzo, disciplina y, sobre todo, esperanza.