Realidades y horizontes de cooperación agrícola entre China y los países de América Latina
"China ha sido el motor principal de la economía mundial en los últimos años, en los que ha contribuido a cerca del 30% del crecimiento económico global".

"China ha sido el motor principal de la economía mundial en los últimos años, en los que ha contribuido a cerca del 30% del crecimiento económico global".
Por Li Jingjing, analista de CGTN Español
Además de ser el mayor país en desarrollo, China ha sido el motor principal de la economía mundial en los últimos años, en los que ha contribuido a cerca del 30% del crecimiento económico global. Mientras el mundo se ha quedado sorprendido por el rápido desarrollo económico del país asiático durante más de cuatro décadas, no hay que pasar por alto otro milagro que ha conseguido el Gobierno chino: alimentar y nutrir a sus más de 1.400 millones de habitantes con una superficie cultivada per cápita inferior al 40 % del promedio global. Es decir, se ha conseguido dar de comer, y comer cada vez mejor, al 17 % de la población mundial con tan solo el 9 % del total de tierra cultivable en nuestro planeta.
A finales de 2020, China logró el hito de eliminar la pobreza extrema, 10 años antes de lo determinado en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible. Hoy en día, sigue con sus esfuerzos hacia la revitalización rural integral y la modernización de la agricultura y las áreas rurales, con el objetivo de reforzar la base de la seguridad alimentaria nacional, aumentar la capacidad de producción agrícola de forma constante, mejorar los ingresos y el bienestar de los agricultores, conseguir un desarrollo más equilibrado, integrado, ecológico y sostenible, y compartir sus experiencias y avances científicos y tecnológicos poniendo su granito de arena en la gobernanza global de la seguridad alimentaria.
Por su parte, los países de América Latina, situados en un continente con vastas tierras fértiles, que alberga el 50% de la biodiversidad mundial conocida y el 31% del agua dulce de nuestro planeta, son en conjunto los mayores exportadores netos de alimentos del mundo. Según datos revelados por la OCDE y la FAO en 2019, los productos agrícolas de los países latinoamericanos representan el 14% de la producción y el 23% de las exportaciones agrícolas y pesqueras globales, lo cual convierte al continente en uno de los proveedores más importantes de alimentos en el ámbito mundial. Sin embargo, afectada por el cambio climático, la desigualdad y la pobreza, la región sigue siendo amenazada por la inseguridad alimentaria y la malnutrición, con el 6,5 % de la población, 43,2 millones de personas, que sufren hambre, según el informe de la ONU Panorama regional de la seguridad alimentaria y la nutrición 2023. Esta cifra se encuentra un 0,9 % por encima de los registros del año 2019, previos a la pandemia de Covid-19.
Para satisfacer las necesidades de una población creciente, alcanzar un desarrollo agrícola sustentable y sostenible, explotar el potencial de las industrias agrícola, forestal y pesquera regionales, y desempeñar un papel necesariamente crucial en la lucha de la humanidad contra el hambre, los países de la región se están enfrentando a retos tales como recuperar las tierras degradadas, mejorar las infraestructuras, atraer más inversiones, elevar los niveles de tecnología e innovación, entre otros.
Los intercambios agrícolas entre China y los países de América Latina pueden remontarse a tiempos muy remotos. Hoy en día, la carne de res argentina, el camarón blanco ecuatoriano, la cereza chilena, el café hondureño, la miel nicaragüense, el arándano peruano y muchos otros productos agrícolas de calidad provenientes del continente latinoamericano están ganando popularidad en el mercado del país asiático. China es el segundo socio comercial de la región latinoamericana en su conjunto, en donde ya ha firmado y puesto en vigor hasta el momento tratados de libre comercio con Chile, Perú, Costa Rica, Ecuador y Nicaragua, y establecido mecanismos bilaterales de cooperación agrícola con 19 países de la CELAC.
En los últimos años, la gran complementariedad que existe entre los mercados de China y de los países latinoamericanos, así como los objetivos y desafíos compartidos llevan a una constante intensificación de la cooperación bilateral, sobre todo en el campo agropecuario. Según estadísticas de la Administración General de Aduanas de China, entre 2001 y 2023, el valor de los intercambios de productos agrícolas entre China y los países de América Latina aumentó de 2.580 millones de dólares a 81.030 millones de dólares, una tasa de crecimiento anual promedio del 17%. En 2023, los intercambios con los países latinoamericanos suponían casi un cuarto del comercio exterior de productos agrícolas del gigante asiático, habiéndose duplicado en tan solo diez años. Al mismo tiempo, las inversiones directas acumuladas de China en el sector agrícola de los países de la región se acercan a los 2.000 millones de dólares, cuatro veces más que hace diez años.
El año pasado, dos eventos revelaron los más recientes avances en materia de cooperación agropecuaria, marcando la dirección de futuros esfuerzos conjuntos: el III Foro de Ministros de Agricultura China-América Latina y el Caribe celebrado a principios de julio en la ciudad de Weifang de Shandong, y el Foro de Innovación Alimentaria Sostenible China-América Latina y el Caribe 2024, y, en la misma ocasión, la ceremonia de inauguración del Centro de Innovación Alimentaria Sostenible China-América Latina y el Caribe, llevados a cabo a principios de noviembre en la ciudad de Sanya, provincia de Hainan.
El primer foro, cuyo tema en esta tercera edición fue "fomentar la cooperación multifacética y mutuamente ventajosa y disfrutar el desarrollo ecológico y beneficioso para todos", tiene como objetivo establecer una plataforma de comunicación en materia agrícola entre los departamentos gubernamentales, instituciones de investigación científica y empresas de China y los países de América Latina y el Caribe, impulsar los intercambios en ámbitos como el comercio, la inversión, la ciencia y tecnología en el campo agrícola y la reducción de la pobreza en las zonas rurales, promover la cooperación agrícola a una fase de desarrollo diversificado y sostenible, en aras de trabajar juntos por la construcción de la comunidad de futuro compartido. Mientras, el segundo foro buscaba fortalecer la cooperación en cuanto a investigación científica agrícola, especialmente en agricultura renovable, la mejora en la eficiencia del uso de los recursos hídricos, la creación de variedades de semillas de alto rendimiento y calidad, maquinarias y equipos agrícolas, y la protección de los recursos terrestres y forestales.
En 2014, el presidente Xi Jinping propuso trabajar juntos para construir una comunidad de futuro compartido entre China y América Latina y el Caribe. Durante los últimos diez años, la relación entre ambas partes, caracterizada por la igualdad, el beneficio mutuo, la innovación, la apertura y el bienestar del pueblo, ha logrado resultados fructíferos en la cooperación amistosa en varios campos. En un mundo amenazado por la inseguridad alimentaria debido a los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático y la intensificación de altercados geopolíticos regionales, China y los países latinoamericanos, como componentes importantes del Sur Global, tienen la necesidad, responsabilidad y capacidad de estrechar aún más la cooperación agrícola en el marco de la construcción conjunta de la Franja y la Ruta de alta calidad y la construcción de la comunidad de futuro compartido China-América Latina y el Caribe, mientras ofrecen un ejemplo de referencia para la cooperación Sur-Sur en la búsqueda de soluciones en cuestiones como la seguridad alimentaria, desarrollo ecológico y gobernanza agrícola.