Se espera que otras naciones que participan en la conferencia sobre fuentes innovadoras de financiación para países pobres también pongan en marcha el impuesto a los tickets de avión.
Doce países se comprometieron en París a poner en marcha una tasa adicional a los pasajes de avión para financiar la ayuda al desarrollo y en especial la sanitaria, anunciaron representantes de Francia.
Entre esas naciones figura Chile que es la única de ellas que ya comenzó a aplicar la medida el pasado 16 de enero. Para ello se aumentó la tasa aérea de 16 a 30 dólares, dos de los cuales se destinarán a la iniciativa internacional.
La lista la completan Brasil, Nicaragua, Chipre, República del Congo, Costa de Marfil, Francia, Jordania, Luxemburgo, Madagascar, isla Mauricio y Noruega, precisó la presidencia de la Conferencia de París sobre Fuentes Innovadoras de Financiación al Desarrollo, que se clausura este miércoles.
El llamado "grupo piloto para la contribución de solidaridad en favor del desarrollo", cuya labor consistirá en desarrollar y gestionar esta iniciativa e identificar otras, está integrado por 26 países más, entre ellos España y México.
La presidencia de ese grupo recaerá durante sus seis primeros meses en Brasil y, en concreto, en su ministro de Asuntos Exteriores, Celso Amorim, anunció el jefe de la diplomacia francesa, Philippe Douste-Blazy, quien leyó la declaración final de la Conferencia de París a la que espera que se sumen el mayor numero de países en los próximos días o meses.
Noruega seguirá a Brasil en la presidencia rotatoria semestral, mientras que Francia asegurará la secretaría permanente del grupo.
Esas fueron las principales conclusiones de la Conferencia de París, que reunió durante dos días a representantes de casi un centenar de países y de múltiples organismos multilaterales, así como de organizaciones no gubernamentales (ONG).
Setenta y nueve de las ONG mostraron su apoyo a la creación de la tasa aérea, cuya aplicación causa un gran recelo e incluso hostilidad en el sector aéreo, al tiempo que advirtieron que las fuentes innovadoras de financiación no pueden sustituir a las ayudas públicas.
La conferencia sirvió además para analizar otras posibles fuentes de financiación de ayuda a los países pobres.
Destacan, entre ellas, la creación de una central de compra de medicamentos, la propuesta británica de promover una vacunación internacional, reducir la evasión fiscal y gravar las transacciones financiaras, así como las ventas de armas, y la idea española de abaratar las comisiones de las remesas de los inmigrantes. (EFE)
