FMI aseguró que la recesión mundial llegó a su fin
Economía mundial se contraerá un 1,1 por ciento en 2009, afirmó la entidad.
Se alertó, en todo caso, que la salida de la crisis será lenta.
Economía mundial se contraerá un 1,1 por ciento en 2009, afirmó la entidad.
Se alertó, en todo caso, que la salida de la crisis será lenta.
La recesión más profunda desde la Segunda Guerra Mundial ha terminado, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), que elevó sus previsiones de crecimiento ante el fuerte tirón de Asia, pero alertó de que la salida de la crisis será lenta.
"La recuperación ha comenzado. Los mercados financieros están curándose", anunció su economista jefe, Olivier Blanchard, en una conferencia de prensa en Estambul en la que divulgó el informe "Perspectivas Económicas Mundiales".
Según sus nuevos cálculos, el mundo se contraerá en 2009 tres décimas menos que lo previsto en julio, hasta el 1,1 por ciento, un resultado que refleja el difícil principio de año.
Para 2010, el FMI vaticina un crecimiento del 3,1 por ciento, seis décimas más que su anterior cálculo.
Pero tras esas cifras se oculta gran preocupación entre los expertos del organismo, que hicieron que la comparecencia de prensa de Blanchard no tuviera nada de triunfalista.
"Los números actuales no deberían engañar a los gobiernos y hacerles pensar que la crisis ha concluido", dijo el economista francés, quien les instó a no poner fin a sus programas de estímulo económico de forma prematura.
De hecho, el FMI alertó de que tendrían que ser ampliados si las cosas van a peor. "Los gobiernos deberían estar listos para anunciar nuevas iniciativas si fuera necesario", afirma el informe.
A medio plazo, el mayor riesgo lo conlleva el aumento de los déficit fiscales, que puede crear dudas en los mercados sobre la solvencia de los gobiernos y el celo antiinflacionario de sus bancos centrales, en opinión del FMI.
Para subsanarlo son necesarias reformas en el sistema de salud y pensiones, con aumentos de la edad de jubilación, por ejemplo, mientras que las modificaciones superficiales no funcionarán, según Blanchard.
"La idea de que se pueden cambiar las reglas fiscales y no hacer reformas es un chiste", dijo el economista jefe.