Aunque el deterioro de la economía mucnial está dejando secuelas físicas y emocionales a todos los niveles de la población, el estrés financiero está ejerciendo un particular impacto en las mujeres e hispanos, según revela la encuesta reciente "Stress in America 2008", realizada por la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, sus siglas en inglés).
El informe se llevó a cabo por Internet en Estados Unidos, entre el 23 de junio y el 13 de agosto de 2008, con la participación de 1,791 adultos mayores de 18 años residentes en Estados Unidos
En relación con la crisis financiera, aproximadamente la mitad de los adultos encuestados afirmaron que están cada vez más estresados con respecto a su capacidad de satisfacer las necesidades básicas de sus familias.
Al mismo tiempo, ocho de cada 10 adultos aseguraron que la economía es una causa significativa de estrés, un aumento en relación con el 66 por ciento correspondiente al sondeo realizado en abril pasado.
En comparación a los hombres, las mujeres son más propensas a manifestar conductas poco saludables para controlar el estrés, tales como alimentación inadecuada (56 versus 40 por ciento), ir de compras (25 versus 11 por ciento), o dormir más de lo habitual (43 versus 32 por ciento)
Además, más mujeres que hombres reportaron síntomas físicos de estrés como fatiga (57 por ciento en comparación con el 49 por ciento), irritabilidad (65 por ciento vs. 55 por ciento), dolores de cabeza (56 por ciento vs. 36 por ciento) y depresión o tristeza (56 por ciento vs. 39 por ciento).
Los hispanos
Los hispanos son más propensos que las personas de la raza blanca a afirmar que la economía (70 por ciento frente al 67 por ciento de las personas de la raza blanca), el dinero (84 por ciento vs. 68 por ciento), los costos de la vivienda (60 por ciento vs. 41 por ciento), y la estabilidad laboral (55 por ciento vs. 36 por ciento); son causas significativas de estrés.
La preocupación con respecto al bienestar de la familia está afectando de manera particular a los hispanos.
En general, los encuestados mostraron mayor propensión a mencionar las responsabilidades familiares (67 por ciento de los hispanos vs. 56 por ciento de las personas de la raza blanca), las relaciones personales (67 por ciento vs. 58 por ciento) y los problemas de salud que afectan a sus familias (65 por ciento vs. 54 por ciento) como fuentes significativas de estrés.
¿Qué podemos hacer?
Según APA, las consecuencias que el estrés extremo provoca en la salud son más severas cuando se ignoran los síntomas y no se controla adecuadamente ese nivel de tensión.
Los expertos aconsejan prestarles mayor atención a los niveles de estrés, así como a los síntomas emocionales y físicos del mismo.
Entre dichos síntomas figuran: irritabilidad, problemas para conciliar el sueño, cambios de apetito, dolores de cabeza, dolores de estómago, problemas intestinales, nerviosismo, preocupación excesiva, tristeza y depresión.
"La salud emocional y física es más vulnerable, dados los altos niveles de estrés que predominan actualmente en nuestro país", aseguraron los especialistas de APA.
"Debemos estar atentos a lo que ocurre a nuestro alrededor, pero no podemos dejarnos atrapar por la fiebre de pesimismo y negatividad imperante. Es preciso analizar nuestra situación particular y lo que nos provoca estrés, y pedir ayuda a familiares, amigos y asesores confiables. Varios estudios revelan que recibir ayuda de otras personas es un recurso efectivo para controlar el estrés. Y si el estrés sigue abrumándonos, habrá que buscar entonces ayuda profesional", agregan.