Quinta noche: Dos boricuas, con un gran ganador
Daddy Yankee se transformó en figura capital de Viña 2009.
Su compatriota Luis Fonsi abrió la jornada con baladas de amor.
Daddy Yankee se transformó en figura capital de Viña 2009.
Su compatriota Luis Fonsi abrió la jornada con baladas de amor.
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| Yankee, genio y figura. (Foto: Cooperativa.cl) |
La penúltima jornada del Festival de Viña 2009 apostó por una fórmula que muchos agradecemos, dos artistas para el show, cada uno con su propuesta y su fanaticada fiel, y con claridad, una estrella, en este caso Daddy Yankee.
La noche comenzó con una multitudinaria obertura a cargo del Ballet Folclórico de Chile (Bafochi), que incluyó niños, con un total de 220 personas en escena, y recordando música de autores que por años estuvieron vetados en el escenario costero, como Inti Illimani, Quilapayún o Illapu.
Luego, apareció en escena el puertorriqueño Luis Fonsi, quien de la mano de baladas románticas hechas con el mejor de los manuales, acompañadas por un gran griterío, parecía poner en duda la presencia de reggaetoneros, pero las mujeres que deliraban por el intérprete de "No me doy por vencido" eran las mismas que luego "perrearon" con Daddy Yankee.
Cantando al amor, Fonsi mostró los éxitos que lo han hecho superventas en Miami, consolidando una carrera que años atrás comenzó en el mismo escenario, cuando fue jurado del certamen.
Histeria, pero controlada. Para bailar y vivir un romance, Fonsi cumple y con creces, pero luego, para la danza más desenfrenada el reggaetón es ley, y aunque aman al puertorriqueño también sigue a su compatriota, el Big Boss.
Casi por cumplir, "Cuecas al sol" ganó la Competencia Folclórica, sin ni siquiera tener una nueva presentación en vivo.
La idea era acelerar la llegada de Yankee al escenario, porque el reggaetonero estaba listo para descargar su lírica urbana y hacer bailar a una repleta Quinta Vergara, que no necesito más de unos pocos segundos para rendirse ante el también puertorriqueño, quien incluso se dio el lujo de grabar una introducción con imágenes de Santiago y la presentación de Don Francisco.
Los "rompe, rompe, rompe" en sus varias versiones sonaron con fuerza, con poder, con cierta devoción que rozó lo religioso, amparada en el púlpito que se elevó desde la platea para presentar a Daddy Yankee.
Es el autodenominado King Daddy, pero validado en escena como rey, como da cuenta la extensa y transversal recepción que logra, haciendo bailar y obedecer a todos, desde figuras de la primera fila hasta el último rezagado que consiguió la peor ubicación en la galería.
Casi una hora y 25 minutos de eximio reggaetón, en voz de alguien que, en su espacio, comparte el podio de los mejores de Viña 2009, junto a Hodgson, Santana y Simply Red.