Unos 300 chimpancés y monos acogidos en el Centro de Rehabilitación de Primates Lwiro, en el este de la República Democrática del Congo (RDC), son "víctimas invisibles y silenciosas" de una guerra, que "causa muchísimo sufrimiento humano", pero también a la fauna protegida, como estos animales.
En declaraciones a EFE, su directora, la española Itsaso Vélez del Burgo, explica que el centro empezó su actividad en 2002, al final de la segunda guerra del Congo, y acoge ahora unos 130 chimpancés y unos 140 monos, salvados por las autoridades congoleñas de la caza furtiva: en unos casos quedaron sin padres y, en otros, fueron heridos.
Cuenta, además, con 43 ejemplares de loro gris, una especie que también sufre la caza furtiva, con la intención de liberarlos en la selva cuando la situación bélica mejore, según la directora, miembro de la ONG española Coopera, que coordina el apoyo técnico y financiero del centro de rehabilitación.
Atendidos por sesenta empleados locales, con el apoyo de un veterinario y Vélez del Burgo, los primates viven en recintos de gran tamaño, en unas doce hectáreas, con un sistema electrificado para evitar que escapen, pues no dejan de ser animales salvajes, explica.
Devolverlos a la selva
El centro les procura los tratamientos veterinarios, se intenta mantenerlos seguros y son alimentados con nutrientes que cultivan mujeres de la zona, donde apenas hay oportunidades de trabajo y donde la ONG española desarrolla también otros proyectos de cooperación y de apoyo frente a los efectos de la guerra.
Con un presupuesto anual de unos 35.000 dólares, procedentes de subvenciones y aportaciones de particulares, el objetivo es devolverlos a la selva.
En el caso de los primates, precisa Vélez del Burgo, no ha sido posible conseguirlo por cuestiones económicas y de procedimiento, ya que se requiere colocarles collares y un seguimiento; y menos por las condiciones del conflicto bélico, precisa.
La directora, de viaje temporal en España, se muestra angustiada por los empleados de las instalaciones y por "el nerviosismo" de los animales cada vez que oyen el ruido de las balas", pues "la guerra les afecta mucho". Además, vienen de "un pasado traumático".
El este de la RDC permanece sumido en la violencia desde 1998, un conflicto alimentado por la presencia de milicias y enfrentamientos con el Ejército, pese al despliegue de una misión de la ONU (Monusco).