Unas 200 personas, en su gran mayoría civiles, han muerto en el Líbano, cuando se cumple este martes una semana de la intensa ofensiva lanzada por Israel para lograr la liberación de dos de sus soldados secuestrados por la milicia chiita libanesa Hizbulá.
El Ejército israelí continuó bombardeando este martes, por mar y aire, el sur libanés y los suburbios de Beirut, en especial el barrio chiita de Dahia, donde está el cuartel general de Hizbulá, así como la región cristiana de Biblos, donde se refugiaron miles de residentes de otras zonas huyendo de las bombas.
La aviación israelí también lanzó sus misiles de madrugada sobre cuarteles del Ejército libanés cerca de Beirut, no lejos del palacio presidencial, además de en la ciudad de Cana, en la región sur de Tiro, donde la población pidió ayuda para sacar a las víctimas de los escombros de los edificios afectados.
Los ataques más recientes cobraron la vida de unas 30 personas, que se suman a las 175 víctimas mortales contabilizadas hasta el pasado lunes 17 de julio por el Ministerio libanés de Salud.
Entre los últimos muertos figuran 13 miembros de una misma familia alcanzados por un proyectil en una vivienda en la localidad de Aitarun (sur) y al menos nueve militares que fallecieron en el bombardeo de los cuarteles de Yamur e Ifashima, en el suroeste de Beirut, según indicaron fuentes militares libanesas.
También este martes se informó de que dos miembros indios de la Fuerza Interina de las Naciones Unidas en el Líbano (FINUL) están en paradero desconocido tras el bombardeo israelí del pasado domingo en Tiro en el que fallecieron cinco personas.
El otro escenario bélico de la crisis, el norte israelí, objetivo de los cohetes lanzados por los milicianos de Hizbulá, permaneció en relativa calma en las últimas horas después de una salva de más de 40 katyusha lanzados la noche del lunes contra distintas localidades de Galilea.
La mayor parte de los cohetes cayeron en terrenos abiertos y sin consecuencias.
Sin mebargo, con la llegada del día, la milicia chiita libanesa volvió este martes, por tercer día consecutivo, a lanzar cohetes contra la ciudad israelí de Haifa, sin causar víctimas, según informaron las autoridades locales.
Las mencionadas fuentes indicaron que cayeron en la ciudad entre cinco y seis cohetes y que uno causó daños materiales en un edificio y otro provocó un incendio en un terreno abierto pero sin consecuencias.
Operaciones terrestres
"No descartamos, si fuesen necesarias, operaciones por tierra" en el territorio libanés, aseguró en rueda de prensa el subjefe de las Fuerzas Armadas, general Moshé Kaplisky, que agregó que de momento no hay decisiones en ese sentido.
Según fuentes militares, fuerzas de infantería y de ingenieros se internaron la noche del lunes en territorio libanés, en la zona de la aldea de Rayar, donde destruyeron dos posiciones de Hizbulá, mientras que efectivos del Ejército frustraron una invasión de comandos libaneses a la altura del pueblo de Avivim.
Kaplinsky confirmó que, desde que comenzaron las operaciones en el Líbano, han muerto 25 israelíes, 12 civiles y 13 soldados, por los milicianos libaneses con sus misiles, pero también de palestinos en Cisjordania y Gaza.
Fuentes militares citadas por la televisión y la radio públicas dijeron que la ofensiva en el Líbano "finalizará en los próximos días, hacia finales de esta semana o a principios de la próxima", pero sin dar más detalles.
Esa posibilidad podría estar relacionada con las gestiones de la delegación de la ONU que se reunirá este martes con la ministra israelí de Asuntos Exteriores, Tzipi Livni, para explorar la posibilidad de concretar un alto el fuego entre Israel y Hizbulá.
La delegación, encabezada por Vijay Nanbiar, asesor político del secretario general Kofi Annan, llegó a Jerusalén procedente de Beirut, donde se entrevistó el lunes con el primer ministro libanés, Fuad Siniora.
Nambiar, acompañado por el enviado de la ONU para Medio Oriente, Alvaro de Soto, y por su antecesor, Terje Roed-Larsen, presentará una propuesta de Siniora para una tregua que incluye la entrega de tres soldados israelíes secuestrados -dos por Hizbulá y uno por comandos palestinos de Gaza- al Líbano y a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), pero que no propone el desarme de los guerrilleros libaneses, exigido por Israel. (EFE)