El Gobierno alemán dio este miércoles el visto bueno a la apertura, con fines de investigación, del mayor archivo del mundo sobre las víctimas del nazismo, conservado en la ciudad de Bad Arolsen (oeste) bajo tutela de la Cruz Roja.
El secretario de Estado, Günter Glose, firmó el protocolo por el que se autoriza la apertura de esa documentación, consistente en unos 50 millones de actas relacionadas con unos 17,5 millones de víctimas del nazismo.
La rúbrica se hizo en presencia de representantes de ocho de los 11 países suscriptores de los denominados Acuerdos de Bonn, de 1955, entre ellos Alemania, Estados Unidos e Israel.
Con ello se cerró un largo proceso de discusión entre los partidarios de la apertura de esos archivos, principalmente Israel y Estados Unidos, y sus detractores, entre ellos Alemania, que recordaban el derecho de las víctimas a la protección de sus datos.
Tras años de tira y afloja, Berlín dio una primera señal para la apertura el pasado mes de abril, al anunciar la ministra de Justicia, Brigitte Zypries, en una visita a Estados Unidos, la disposición de Alemania a permitir que investigadores tuvieran acceso a esa documentación.
En Bad Arolsen permanece el gigantesco archivo sobre víctimas civiles del nazismo, tanto personas confinadas en campos de concentración o de exterminio, como trabajadores forzosos y otros perseguidos.
El uso de ese material estaba hasta ahora gestionado por el Servicio de Búsqueda Internacional (ITS), creado tras la II Guerra Mundial para ayudar a las familiares de las víctimas a localizar a sus allegados, o conocer cuál fue su destino.
La regulación sobre los archivos quedó fijada en 1955 con los Acuerdos de Bonn suscritos por 11 países: Alemania, Estados Unidos, Israel, Reino Unido, Bélgica, Francia, Luxemburgo, Holanda, Italia, Grecia y Polonia.
Historiadores, principalmente estadounidenses, así como organizaciones judías de ese país, reclamaban desde hace décadas la apertura de los archivos para la investigación y consideran que no hacerlo significa relegar al olvido a las víctimas.
Alemania se apoyaba en el argumento del derecho a la protección de los datos personales -un principio fundamental en la Constitución de ese país- y al hecho de que el archivo contiene principalmente información sobre víctimas, no sobre responsables de los crímenes del nazismo.
El embajador de Israel en Alemania, Shimon Stein, elogió por su parte la decisión y la consideró como la apertura de una "puerta que posibilitará nuevas investigaciones sobre el trágico periodo del nazismo".
Su homólogo de Estados Unidos, William Timken, destacó que la apertura de Bad Arolsen ayudará a familiares y descendientes de las víctimas a obtener respuesta a las múltiples preguntas sobre el destino de sus seres queridos.
El protocolo firmado este miércoles deberá ser suscrito aún por tres últimos países suscriptores de los Acuerdos de Bonn -Polonia, Bélgica y Holanda-, antes del 1 de noviembre próximo. (EFE)