Organizadora de olla común de La Pintana: Cada vez se nos hace más chiquita la ayuda

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Miles de personas que viven en barrios con menos recursos comen cada día gracias a las "ollas comunes", símbolos del hambre y la pobreza que acechan de nuevo a Chile en medio de la crisis económica derivada de la pandemia por coronavirus. En el imaginario popular chileno, el recuerdo más inmediato de las "ollas comunes" se remonta a la crisis que golpeó el país austral a partir de 1982, bajo la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet (1973-1990). Casi 40 años después, en la comuna de La Pintana, Hellen Arenas, dirigenta vecinal de la Villa San Francisco 4, prepara junto con sus compañeras entre 60 y 70 raciones de almuerzos diariamente, como contó en entrevista con Cooperativa En Ruta. "A nadie se le dice que no, ni siquiera a una persona que sólo vaya pasando por la calle", dijo la vecina. "El municipio nos hizo olla común oficial y una vez cada cierto tiempo nos puede traer alimentos. No podemos exigirle porque ya no somos los únicos, somos muchas las ollas dentro de la comuna, entonces cada vez se nos hace más chiquita la ayuda del municipio", dijo la vocera y una de las organizadoras de la iniciativa comunitaria. En la periferia de Santiago, este tipo de asistencia se ha multiplicado durante las últimas semanas, a medida que más familias se han quedado sin ingresos tras el cierre de muchos comercios, obras de construcción y la ampliación de la cuarentena obligatoria.

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