El paso de las cantantes al cine parece normal en Hollywood, casi tan natural como los bodrios que finalmente resultan. Pero para la industria del cine esto parece no importar, sobre todo si se considera que la imagen de una artista como Britney Spears genera millones de dólares.
"Crossroads: amigas para siempre", que se estrena este jueves en Chile, es sólo un escenario más para la artista, quien es presentada con la misma imagen de niña perfecta que se nos ha vendido hasta el momento en su faceta de cantante. El filme, una mezcla de 'road movie' con comedia de adolescentes, algo de drama y mucha música, narra la historia de tres ex amigas, quienes se reúnen ocho años después de haber hecho una promesa de amistad eterna. Tras su fiesta de graduación se unen en un viaje en el que cada una de ellas espera cumplir un objetivo. Lucy (Spears), quiere reencontrarse con su madre; Kit (Zöe Zaldana), busca lograr un contrato musical; mientras que Mimi (Taryn Manning) sólo desea ir a buscar a su novio. Cada una de ellas representa un estereotipo, la primera es aplicada, sensible y virginal; la segunda es la descarriada y la tercera es la frívola y siútica. Maquetas cuyo único fin parece destacar a la centrada y correcta Spears. Tan evidente resulta el intento de mostrar las bondades del personaje, que en el fondo no es más que la misma Spears, que está prácticamente excluida de la única escena dramática y compleja del filme. Cada uno de los conflictos se desencadena de manera apresurada para dar paso al bienvenido final. No obstante, "Crossroads" agradará a los fanáticos con algo de humor, canciones y mucha Britney Spears. El filme no es más que una nueva estrategia de promoción, de búsqueda de nuevos mercados y de no quedarse atrás de otras figuras de la música como Madonna, Mariah Carey, las Spice Girls y hasta Pía Zadora que han torturado al público con productos de similar calidad.
