El economista Philippe Aghion, Premio Nobel de Economía 2025, lleva tres décadas dedicadas a describir el engranaje que mueve el crecimiento económico impulsado por la innovación, y no tiene duda sobre cuál es la pieza que puede paralizarlo: "La falta de inclusión".
En entrevista con la agencia de noticias EFE -celebrada poco antes de recoger el Nobel-, el economista, nacido en París en 1956, y que enseña en el Collège de France, el Insead de París y la London School of Economics, insiste en que "sin crecimiento inclusivo llegan los populismos".
- Usted ha defendido la importancia de garantizar que los ricos no tengan poder en la política. ¿Qué le parece lo que está pasando en ese sentido en Estados Unidos y qué consecuencias tendrá para la economía?
La imagen de Elon Musk en el Despacho Oval es muy preocupante. Estados Unidos corre el riesgo de caer en un capitalismo clientelar en el que un grupo de empresarios capture el Gobierno e impida la entrada al sistema económico de nuevo talento innovador. El crecimiento sostenido se basa precisamente en eso, en la aparición y auge constante de nuevo impulso innovador.
- ¿Qué se puede hacer ante eso?
Mantener una política de competencia eficaz, que, por supuesto, estos multimillonarios van a intentar que no se aplique. Y ahí es donde entra lo más importante, los resortes democráticos: los sindicatos, la sociedad civil y los medios de comunicación, que han de luchar para que el Gobierno esté para defender el interés de todos, no solo el de los más fuertes.
- ¿Cree que Europa se beneficiará de las tribulaciones que atraviesa Estados Unidos para atraer talento innovador?
Europa tiene que despertar. Su principal problema económico es que no logra implementar innovaciones revolucionarias, porque carecemos de un ecosistema adecuado para ello.
Falta un mercado único, un ecosistema financiero propicio a la innovación y carecemos de una política industrial fuerte. En nombre de la libre competencia, hemos despreciado la política industrial. Las grandes empresas innovadoras en Europa son hoy las mismas que hace 25 años. Eso no ocurre en Estados Unidos. Seguimos siendo una economía de tecnología media, mientras Estados Unidos o China han dado el salto a la alta tecnología.
- ¿Qué le parecen los esfuerzos de algunos países europeos por atraer a investigadores o proyectos que han perdido el financiamiento o ya no se sienten cómodos en Estados Unidos?
En estos momentos, Europa supera a Estados Unidos en todos los valores capaces de atraer a gente con talento: democracia, libertad, un buen modelo social, respecto al medio ambiente. Pero para que ese talento se asiente y haga crecer la economía, falta todo lo que comentaba antes; y lo más importante, un mercado único. Añadiría: un sistema educativo más conectado con el mundo laboral.
- ¿Será la transición ecológica esa oportunidad que necesita Europa para reindustrializarse?
Debería. Se está poniendo demasiado énfasis en los impuestos ambientales, con los que estoy de acuerdo, y poco en apostar decididamente por una política industrial verde. Hay que hacer las dos cosas a la vez.
En Francia subimos los precios del diésel sin dar a la gente alternativas, y ya vimos lo que pasó con los chalecos amarillos.
(Ríe) Creo que es importante trabajar, que te da dignidad. Uno es feliz cuando trabaja, porque tiene un propósito en la vida, y sin propósitos mueres. No termino de estar de acuerdo con esa idea tan extendida en las empresas europeas de ir librándose de los trabajadores conforme van cumpliendo 50 años. El sistema económico se beneficia de lo que aportan las personas a todas las edades.
- ¿Es posible la prosperidad en Europa sin inmigración?
No. Tenemos una población mayoritariamente envejecida, que nos hace menos innovadores. Hay que conseguir que lleguen jóvenes inmigrantes decididos a trabajar, a traer nuevas ideas, en definitiva, a dinamizar la economía. Pero es fundamental que la llegada de inmigrantes esté acompañada de un esfuerzo por parte de los Gobiernos por integrarlos y ayudarlos a conseguir un trabajo. Lo contrario sería un fracaso.
- De joven se definía como eurocomunista, llegó incluso a militar en el comunismo ¿Cómo se definiría hoy?
Como un buen socialdemócrata. Creo que hay que conciliar la innovación con la inclusión y la protección social.
- ¿Qué lecciones deben aprender los partidos de izquierdas y centro izquierda para recuperar el apoyo de la gente?
Que han de ser inclusivos. Necesitamos innovación, necesitamos reformas, pero siempre acompañadas de oportunidades para todos, de que todo el mundo, independientemente de su origen, tenga acceso a una buena educación y protección social.
Cuando el crecimiento no es inclusivo se abre la puerta al populismo, y por ahí entran Marine Le Pen, Trump y una larga lista de gente del mismo tipo.