Los soldados que pernoctaron en la zona de la catástrofe ya retomaron las labores de búsqueda de sobrevivientes, cuando la esperanza de encontrar a alguien con vida disminuye en la medida que pasan las horas.
Los siete militares que pasaron la noche en el lugar selvático en el que están esparcidos los restos del avión Boeing 737-800 de la aerolínea GOL que se accidentó el pasado viernes en la Amazonía con 155 personas a bordo reiniciaron este domingo las tareas de rescate.
Los soldados, que han recorrido parte del perímetro sin encontrar hasta ahora rastros de supervivientes, intentan desde el sábado despejar una parte de la tupida selva que pueda servir como punto de aterrizaje para helicópteros, según fuentes oficiales.
Lo que quedó del Boeing 737-800 fue localizado el sábado esparcido en una zona remota y de difícil acceso, por la espesa vegetación, dentro de la reserva indígena de Parque de Xingú y a unos 200 kilómetros al sudeste del municipio Peixoto de Azevedo, en el estado de Mato Grosso (centro-oeste del país).
Los militares, que llegaron hasta el lugar de la tragedia tras deslizarse por cuerdas lanzadas desde helicópteros en vuelo, recibieron la misión de permanecer en el lugar durante la noche para espantar animales salvajes que puedan aproximarse.
Ante la dificultad para acceder al lugar del accidente por tierra, las autoridades brasileñas decidieron realizar las tareas de rescate con helicópteros.
Pese a que la Fuerza Aérea, responsable por el rescate, ha dicho que aún no es posible afirmar que no hay supervivientes, la posibilidad de encontrar personas con vida es considerada remota para algunas fuentes oficiales y prácticamente nula para otras.
A las tareas de rescate se sumarán este domingo médicos forenses enviados del Instituto de Medicina Legal de Brasilia y un grupo de indios de la reserva del Parque de Xingú que se ofreció a ayudar por conocer el terreno.
Como los militares que están en el lugar del accidente informaron que algunos cuerpos están destrozados e irreconocibles, el Ministerio de Salud decidió suspender algunas formalidades exigidas para el levantamiento de los cadáveres.
La intención de las autoridades brasileñas es retirar los despojos mortales del lugar del accidente con los helicópteros hasta un local próximo en donde serán recogidos por camiones frigoríficos.
Los cuerpos serán entonces trasladados por tierra, en un recorrido de unos 280 kilómetros, hasta la base que la Fuerza Aérea tiene en Caximbo, municipio en el vecino estado amazónico de Pará y en donde se realizarán las labores de identificación.
Ese trabajo, según las primeras previsiones, puede durar al menos tres días.
De confirmarse la previsión de que nadie sobrevivió a la tragedia, este accidente será el peor en la historia de Brasil.
Hasta ahora el peor accidente aéreo del país era el de un Boeing 727-200 de VASP, que se estrelló en junio de 1982 poco antes del aterrizaje en Fortaleza, capital del estado de Ceará, y que causó la muerte a sus 142 ocupantes.
El avión de GOL, que cubría la ruta entre Manaos y Río de Janeiro con escala en Brasilia, pudo haber chocado con un avión ejecutivo con siete ocupantes que se dirigía a Estados Unidos y que logró aterrizar con un ala averiada.
Esa hipótesis, sin embargo, aún no ha sido confirmada por las autoridades, que calificaron tales informaciones como "mera especulación". (EFE)
