La canciller optó por cerrar su campaña con críticas a sus socios de centro-izquierda.
Este domingo los germanos viven una jornada de elecciones generales.
La canciller alemana, Angela Merkel, cerró en Berlín su carrera a la reelección con un llamado a los todavía 15 millones de indecisos a dar su voto a un "gobierno estable", dirigido por una Unión Cristianodemócrata (CDU) "fuerte".
Merkel llegó a la capital desde Pittsburgh, EE.UU., donde participó en la cumbre del G-20, y en su discurso citó los logros del encuentro, para "evitar que los bancos puedan volver a chantajear a los Estados".
En los últimos meses, la líder demócrata cristiana no se ha cansado de repetir lo mucho que se equivocó el mundo al permitir que los bancos adquirieran semejante poder.
Críticas a los socialdemócratas
Pero en la recta final de cara a los comicios de este domingo, Merkel también dejó de hablar de los éxitos logrados junto al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) y pasó al ataque frontal.
De hecho, no mencionó que a Pittsbugh viajó acompañada por su ministro de Finanzas, el socialdemócrata Peer Steinbrück, timonel de la -positivamente valorada- gestión de la crisis financiera.
El SPD es un partido "que no sabe lo que quiere"; confía en que el líder del Partido Liberal (FDP) "Guido Westerwelle rompa su palabra de no hacer coalición con socialdemócratas y verdes" o espera que haya una reedición de la gran coalición, dijo Merkel.
"La estabilidad sólo puede darse con una Unión (CDU/CSU) fuerte en coalición con el FDP", insistió.
Las únicas dos opciones que se barajan como posibles es una alianza conservadora-liberal o una reedición de la gran coalición CDU-SPD.
