La lucha entre musulmanes en el país asiático, en el noroeste del país, persiste pese al toque de queda impuesto por el Ejército y a la amenaza de intervenir militarmente la zona.
Pese a las advertencias del Gobierno sobre una posible intervención militar, al menos 53 personas han muerto en la lucha que enfrenta desde hace una semana a musulmanes sunitas y chiítas en el cinturón tribal de Pakistán (noroeste), informó una fuente policial.
El funcionario Sahibzada Mohammad Anis declaró a la cadena local Geo TV que hasta la tarde del miércoles habían muerto 35 personas, pero la Policía local mantiene que los fallecidos son cada vez más y podrían alcanzar 60.
Los enfrentamientos se iniciaron el pasado viernes, después de la muerte de 11 personas en un choque armado en las cercanías de una mezquita en Paranachar, donde un grupo de hombres abriera fuego durante una concentración chiíta.
Una semana antes, 20 sunitas fueron detenidos, a instancias de los líderes chiítas, por lanzar consignas contra la secta rival en una manifestación.
Según una fuente policial, el toque de queda impuesto por el Ejército en Paranachar entró en su séptimo día, aunque la medida no ha evitado los enfrentamientos en la mayor parte de Kurram, área donde el Gobierno central tiene un poder relativo.
En Kurram, donde hay cortes de carreteras, no existe suministro de electricidad desde que un choque armado destruyó el principal generador eléctrico de la provincia, y la población ha comenzado a experimentar escasez de comestibles mientras las milicias prosiguen su lucha, según Geo.
De hecho, la violencia se extendió este jueves a algunos pueblos que hasta ahora habían permanecido tranquilos, mientras que las localidades de Jelamai y Chardiwar, de mayoría sunita, fueron incendiadas este miércoles y 12 de sus habitantes asesinados. (EFE)
