Guaratinguetá, cercana a Sao Paulo, vio como sus calles fueron asfaltadas, se instaló señal para teléfonos móviles y, hasta, llegó la conexión inalámbrica de internet por llegada de Benedicto XVI.
La visita del Papa Benedicto XVI este sábado a la ciudad brasileña de Guaratinguetá, para conocer un proyecto social de un ex compañero de universidad en Alemania, ha llevado el progreso a esa pequeña población del estado de Sao Paulo.
El Papa irá este sábado a la Hacienda de la Esperanza, un centro de recuperación para drogadictos y alcohólicos que fundaron el brasileño Nelson Givanelli dos Santos y el fraile alemán Hans Stapel.
La mayoría de los 120.000 habitantes de "Guará", como es conocida coloquialmente la ciudad, salieron desde tempranas horas de la mañana a decorar las puertas, ventanas y jardines de sus casas.
Además de los colores amarillo y blanco del Vaticano, en las decoraciones predominaron las flores y la imagen del santo brasileño Antonio de Santa Ana de Galvão, canonizado el jueves por Benedicto XVI en una multitudinaria ceremonia ante un millón de personas en São Paulo.
El mayor del Ejército Luiz Teixeira, uno de los responsables del grupo militar de avanzada que llegó hace varias semanas a Guaratinguetá para coordinar la logística y la seguridad, señaló a que la visita papal "no trajo solo la gracia espiritual, sino también el progreso".
Las calles por donde se desplaza el Papa en Guaratinguetá "y gran parte del trayecto para llegar a la Hacienda de la Esperanza fueron asfaltadas en solo diez días".
El acceso a Pedrinhas, comunidad donde se encuentra la hacienda en el municipio de Guaratinguetá, era hasta hace muy poco un camino de tierra.
La visita ha conllevado también la instalación de conexiones para telefonía celular.
Más de 6.000 invitados esperaban la llegada del pontífice, cuya visita ha supuesto importantes reformas en el centro, con un costo de cinco millones de reales (unos 2,5 millones de dólares).
Un vendedor de camisetas estampadas con la imagen del Papa y el que ahora los devotos llaman "Sao Galvao" comentó que "la ciudad nunca más va a tener una visita del Papa, de eso estoy seguro y por eso agradezco a Dios tener vida y salud para vivir este momento tan especial para los guaratinguetanos".
Benedicta Rui, una mujer que permaneció más de tres horas en la puerta de la Hacienda a la espera de una de las invitaciones para entrar, buscaba emocionada entre la prensa internacional a los medios en español para decirles que llevaba el nombre del Papa.
"Soy muy devota y conozco todos los santos. Lloré mucho cuando escuché por primera vez el nombre del nuevo Papa (Bento en portugués) porque sabía que era como el mío".
"Mis amigas no me creían y tuve que pedirle a una nieta que les mostrara en internet que, en español, el Papa se llama Benedicto. Para mi es la bendición más grande que Dios me ha dado y significó todavía más porque mi nombre nunca me gustó", dijo la mujer, de 62 años.
La visita del Papa ha hecho posible también la instalación de conexiones de internet sin hilos en Aparecida, donde Benedicto XVI inaugurará el domingo la V Conferencia General de Obispos Latinoamericanos, que se prolongará hasta final de mayo. (EFE)
