El dogma católico sostiene que los menores que fallecen sin recibir el bautismo permanecen el limbo, un lugar sin tormentos pero alejado de Dios.
El papa Juan Pablo II encomendó a una Comisión Teológica Internacional, presidida por el cardenal Joseph Ratzinger, que revise la doctrina sobre "la suerte ultra terrena" de los niños que mueren sin recibir el bautismo.
"Es una cuestión de máximo interés" para la Iglesia católica, señaló el Sumo Pontífice en un mensaje a los miembros de esta comisión, a los que advirtió de que "no se trata simplemente de un problema teológico aislado".
"Otros muchos temas fundamentales -afirmó- se relacionan con éste, como la voluntad salvadora universal de Cristo, el papel de la Iglesia, el sacramento universal de salvación, la teología de los sacramentos o el sentido de la doctrina sobre el pecado original".
Una doctrina de origen medieval coloca a los niños muertos sin haber cometido pecados y que no recibieron el bautismo que los exculpa del pecado original, en el limbo, un lugar sin tormentos pero alejado de Dios, que se encuentra entre el cielo y el infierno.
La máxima autoridad vaticana pidió a los miembros de esta comisión que estudien el nexo entre todos estos misterios, con el objetivo de "ofrecer una síntesis teológica que pueda servir de ayuda para una práctica pastoral más coherente e iluminada".
Juan Pablo II subrayó también en su intervención la importancia de la ley moral natural, el conjunto de normas que el hombre es capaz de reconocer gracias a la razón, en la cual trabajara asimismo esta comisión internacional en los próximos años.
"Ha sido siempre una convicción de la Iglesia que Dios haya dado al hombre la capacidad de alcanzar el conocimiento de las verdades fundamentales sobre la vida y sobre su destino, amparado por la luz de su razón", señaló. (EFE)
