Gonzalo Acuña apuntó que "la gente se siente excluida, desilusionada y traicionada".
Violencia caerá con "una sociedad más participativa e inclusiva", dijo.
HidroAysén es "un catalizador del descontento colectivo contra una sociedad donde no hay una política energética en consonancia con lo que las personas han decidido en conjunto", consideró el siquiatra Gonzalo Acuña, quien analizó las multitudinarias marchas contra el proyecto hidroeléctrico.
Para el doctor, "no ha habido un real debate sobre política energética", por lo que "la gente se siente excluida, desilusionada y traicionada por las autoridades. En otras palabras, la gente, particularmente los jóvenes, sienten que los políticos intentan acercarse a ellos solamente durante las campañas".
El profesional del Centro Neveria recordó que para las sociedades contemporáneas valores como la protección del medio ambiente y la democratización de las grandes decisiones son "cada vez más centrales".
"Existe una fuerte sensación de que Hidroaysén es un negocio de quienes detentan el poder económico, fuertemente vinculados al poder político", agregó.
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| Las manifestaciones siguen este sábado. |
La violencia y el skater que agredió a un carabinero
Gonzalo Acuña estimó que la masa pacífica no es capaz de anular a quienes protagonizan hechos de violencia porque hay "una organización muy básica, donde no hay una jerarquía ni una estructura interna".
"El espíritu que los convoca no es el de controlar la conducta de otras personas, sino más bien protestar ante el proyecto de construcción de una represa. Una manera de disminuir este tipo de violencia sería avanzar hacia una sociedad más participativa e inclusiva", añadió.
Al analizar el caso del skater que agredió a un carabinero, Acuña estimó que "es representativo de un grupo social que ha acumulado resentimiento y violencia, probablemente por causas muy distintas a HidroAysén".
"Para maltratar hay que haber sido maltratado de algún modo. Esto no quiere decir que la conducta de ese joven sea eximida de responsabilidad. Más bien, se requiere entender que las causas de la violencia social no residen puramente en el individuo, sino también en su historia y en su contexto vital", detalló.
El siquiatra concluyó que "tal como ocurrió con la movilización de los 'pingüinos' (en 2006), el Gobierno debiera dar signos de que escucha al ciudadano común".
"El Gobierno podría dar un golpe de timón si demuestra una visión amplia y proactiva respecto de este tema. Hasta ahora, no hay un proyecto energético como país, ni una visión global de cómo hacer las cosas", setenció.
