A través de Skype, matrimonio mexicano ganó juicio en corte de EE.UU.
La pareja fue deportada y ganó el juicio en el que exigía la patria potestad de sus hijos.
El abogado de la familia destacó que este caso puede dictar precedentes.
La pareja fue deportada y ganó el juicio en el que exigía la patria potestad de sus hijos.
El abogado de la familia destacó que este caso puede dictar precedentes.
Un matrimonio mexicano deportado de Estados Unidos y separado de sus cuatro hijos logró comparecer y ganar un juicio por la patria potestad de dos de ellos en una corte de Pensilvania a través de Skype, el principal servicio de telefonía y videoconferencia gratuita por Internet.
El abogado de la pareja, Gustavo García, señaló que el caso puede sentar un "precedente histórico" para los indocumentados que se encuentran en sus países de origen, pero tienen pendientes judiciales en EE.UU. que no pueden atender personalmente.
Alfonso Mejía y Margarita Almaraz contaron que las autoridades del condado de Chester, en Pensilvania, decidieron quitarles a sus cuatro hijos por supuestas sospechas de abusos cometidos contra los menores.
En 2007 el condado de Chester decidió que Jonathan debería quedar al cuidado de padres sustitutos, y en 2008 decidió lo mismo para Vianey. Sin embargo, el matrimonio tuvo en territorio estadounidense a las niñas Ashanti, actualmente de 8 años, y Ashley, de tres.
La familia recibió en 2008 la orden de comparecer ante una corte, después de que las autoridades de Chester aseguraran que tenían sospechas de que la pareja también abusaba de las dos menores nacidas en Estados Unidos.
Mejía y Almaraz, temerosos de perder también a Ashanti y Ashley, decidieron que regresarían con ellas a México, pero fueron detenidos por la policía en el estado de California, que los consideraba "fugitivos" por no presentarse ante el tribunal de Pensilvania.
Desacato del matrimonio
En el condado de Chester ya se había iniciado un proceso administrativo para quitarles la patria potestad de las dos niñas, y se les había declarado en desacato por no presentarse a ninguna comparecencia, lo que no podían cumplir por haber sido deportados y porque la embajada de EE.UU. no da visados a deportados, así sean requeridos por un tribunal como testigos.
García explicó que la familia, por sus precarias condiciones económicas, tuvo que tomar la "difícil decisión" de luchar en los tribunales para recuperar sólo a las dos pequeñas, y dejar para el futuro la batalla por los otros dos adolescentes hijos de Almaraz, o esperar a que cumplan la mayoría de edad.
Con la ayuda de una abogada en EE.UU. lograron interceder ante la corte de Pensilvania, que aceptó que comparecieran y siguieran a las diligencias judiciales en una videoconferencia a través de Skype.
Tras ocho audiencias por internet, y unas 50 horas de comparecencia virtual, la jueza Katherine Platt sentenció en octubre de 2010 que el condado de Chester "no había probado que había sospechas legitimadas de abusos" cometidos contra las niñas.
Sin embargo, el vía crucis de la familia Mejía Almaraz no ha terminado todavía, porque ahora debe esperar la resolución de otra corte de Pensilvania, "únicamente para evaluar la reunificación de las niñas con sus padres", lo que podría suceder este verano, señaló García.