China 2025: de la consolidación interna a la proyección global

Publicado:
| Periodista Digital:

El desafío para China el 2026 es mantener su crecimiento con inclusión, libertad y estabilidad, en un mundo donde los equilibrios de poder y economía son cada vez más dinámicos y competitivos.

China 2025: de la consolidación interna a la proyección global
Efecto China
contenido de servicio
Llévatelo:

Por Fabián Pizarro Arcos, Periodista y director del proyecto Efecto China

Mientras el mundo cierra 2025, es pertinente hacer una lectura crítica del año que China ha vivido: un período de consolidación política, retos económicos estructurales, expansión diplomática, avances tecnológicos y protagonismo cultural y deportivo. Este ha sido un año que, más allá de cifras, ha definido tendencias estratégicas de largo alcance para la segunda economía del planeta.

Política interna y liderazgo estratégico

En 2025, el liderazgo chino ha reafirmado su apuesta por la continuidad estratégica bajo el presidente Xi Jinping, marcado por políticas que buscan reforzar el papel del Estado en la economía, la sociedad y la proyección internacional. La realización de las Dos Sesiones —la Asamblea Popular Nacional y el Congreso Consultivo — definió metas claras: crecimiento económico sostenido, estabilidad social y avances en innovación tecnológica. En sus discursos, los líderes enfatizaron la importancia de la soberanía, la auto-reliancia científica y el fortalecimiento institucional frente a un entorno global cada vez más competitivo.

Simultáneamente, China ha llevado a cabo uno de los eventos más políticamente simbólicos del año: el 80° aniversario de la victoria en la Guerra de Resistencia contra Japón, celebrado con un gran desfile militar en Pekín que exhibió capacidades de combate modernizadas y la determinación de reafirmar su narrativa histórica frente a tensiones regionales y globales. Esta muestra pública de poder se interpreta tanto como homenaje al pasado como advertencia de firmeza ante desafíos diplomáticos, en particular con Estados Unidos y sus socios en la región Asia-Pacífico.

En 2025, el presidente chino Xi Jinping volvió a situar la gobernanza global en el centro del debate internacional, proponiendo un modelo que desafía abiertamente el orden liberal liderado por Occidente. Su planteamiento, reiterado en foros multilaterales y encuentros diplomáticos, se apoya en conceptos como el multilateralismo real, el respeto a la soberanía nacional y el rechazo a las "reglas impuestas por unos pocos". Más que una ruptura frontal, la propuesta china busca reconfigurar el equilibrio de poder global desde una lógica gradual y pragmática.

El proyecto de Xi conecta especialmente con los países del Sur Global, que ven en China un actor capaz de ofrecer alternativas a instituciones internacionales percibidas como desiguales o dominadas por intereses occidentales. La defensa de un sistema internacional "más justo y representativo" resuena en regiones donde las promesas del orden liberal no siempre se tradujeron en desarrollo o estabilidad. En ese sentido, la iniciativa china no es solo ideológica, sino también estratégica.

Economía: resiliencia en medio de desafíos

Económicamente, China ha tenido un año de contrastes. Por un lado, logró cumplir con su objetivo de crecimiento del PIB cerca del 5%, una meta que el propio Xi calificó de "extraordinaria" dadas las condiciones globales adversas. Este crecimiento sostiene el argumento de fortaleza estructural pese a la desaceleración global y doméstica, impulsado por exportaciones robustas, inversión estatal y programas de estímulo.
El país sigue siendo el mayor fabricante del mundo en términos de escala, manteniendo esa condición por 15 años consecutivos, lo que subraya su papel central en las cadenas globales de producción industrial. Además, China cerró el primer semestre con un superávit comercial récord, demostrando que, pese a tensiones arancelarias y presiones externas, las exportaciones siguen siendo una palanca clave para la economía.

Sin embargo, estos logros no ocultan desequilibrios estructurales persistentes: la debilidad del consumo doméstico, la necesidad de reestructurar el sector inmobiliario y la persistencia de una demanda interna más lenta que hace años. Reconociendo estos factores, el gobierno ha puesto en marcha medidas para estimular el consumo, como un millonario esquema de incentivos para el intercambio de bienes de consumo que busca revitalizar la demanda interna y modernizar el parque tecnológico de los hogares.

Mirando hacia 2026, las autoridades han anunciado un ambicioso plan de inversión en infraestructura y modernización ecológica, con más de 42.000 millones de dólares destinados a proyectos estratégicos que apuntalan los cimientos productivos del país e inician el siguiente quinquenio con un enfoque en sostenibilidad y seguridad económica.

Diplomacia y relaciones exteriores

2025 también reafirmó que China juega un rol protagónico en la diplomacia global. La Cumbre China-Asia Central celebrada en Astana fue un hito en las relaciones con países vecinos clave, profundizando la cooperación en economía, seguridad y conectividad.
Además, Beijing ha promovido su visión de multilateralismo abierto y cooperación económica internacional ante el desacelerado crecimiento mundial y las fricciones comerciales, destacando la importancia del libre comercio como motor de desarrollo global.

No obstante, su relación con potencias como Japón y Estados Unidos sigue siendo compleja, marcada por competencia estratégica, tensiones comerciales y preocupaciones de seguridad regional. En este contexto, la diplomacia china ha tenido que equilibrar su expansión económica con la gestión de rivalidades geopolíticas, una tarea cada vez más desafiante en un sistema internacional fragmentado.

Tecnología: motor de competitividad global

En tecnología, China ha continuado posicionándose como uno de los actores más dinámicos del mundo. El país ha promovido la adopción y expansión de tecnologías emergentes como inteligencia artificial (IA), redes 5G/6G, Internet de las Cosas y blockchain como pilares para su transformación productiva y competitividad global.
Además, hechos simbólicos del año —como un espectacular récord con drones coordinados desde una sola computadora— reflejan no solo capacidad técnica, sino también la creciente integración de innovación y aplicaciones prácticas, en ámbitos civiles y potencialmente militares.

Cultura y deporte: China en el escenario global

En el terreno cultural y deportivo, 2025 fue un año destacado. China acogió los World Games en Chengdu, un evento multi-deportivo de alcance mundial, que por primera vez se realizó en el país. También organizó los Juegos Asiáticos de Invierno, promoviendo su papel como sede de eventos internacionales de alto perfil. Este protagonismo no solo impulsa la diplomacia deportiva, sino que proyecta una imagen de China abierta, moderna y competitiva.

En suma, 2025 ha sido un año de consolidación estratégica para China: una economía que mantiene su escala global, un liderazgo político que afirma cohesión interna, una diplomacia activa y una presencia internacional cada vez más visible tanto en tecnología como en cultura y deporte. Pero también es un año que ha expuesto retos estructurales —domésticos y globales— que Beijing deberá afrontar con políticas innovadoras y una delicada gestión de relaciones multilaterales.

El desafío para China de aquí en adelante será mantener su crecimiento con inclusión, libertad y estabilidad, en un mundo donde los equilibrios de poder y economía son cada vez más dinámicos y competitivos.

LEER ARTICULO COMPLETO

Suscríbete a nuestro newsletter