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La mano de obra barata de la industria china se traslada a Africa

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Autor: Cooperativa.cl

Decenas de empresas del país asiático desembarcaron en ciudades como Sudafrica y Camerún.

En Newcastle cerca de 6.000 trabajadores trabajan nueve horas interrumpidas.

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Decenas de empresas chinas han desembarcado en Sudáfrica y otros países del continente africano en los últimos años atraídas por los costes de mano de obra, más baratos que en el gigante asiático.

ImagenCada día, a las seis y media de la madrugada, cerca de 6.000 trabajadores se dirigen al polígono industrial de Newcastle, al este del país, para trabajar en las 70 fábricas chinas asentadas en uno de los principales polos textiles de Sudáfrica.

Les esperan nueve horas de trabajo cosiendo, planchando, haciendo patrones, doblando prendas y embalando. Durante ese tiempo no podrán levantarse para ir al baño ni podrán comer, y todo ello por siete euros al día (4.704 pesos chilenos).

Plantas de ensamblaje en Camerún, industrias plásticas en Nigeria, minas en Zimbabue, zapatos en Egipto, curtidos en Etiopía o fábricas de automoción y talleres textiles en Sudáfrica, son algunos de los negocios en el extranjero del gigante asiático.

Patrick Vundla, responsable del sindicato textil en Newcastle (Sactwu), tiene claro por qué la industria china se está trasladando a Sudáfrica: "Vienen porque obtienen mayor rentabilidad", asegura.

A las puertas del polígono industrial, las trabajadoras aseguran que sus patrones chinos no les pagan las vacaciones, no les dan una nómina y les descuentan de sus salarios los defectos de las prendas que han elaborado.

El sueldo mínimo

Hace dos semanas, las autoridades sudafricanas cerraron cinco fábricas por no alcanzar el 70 por ciento del salario mínimo, que se sitúa en la industria textil de Newcastle en los 202 euros al mes (135.751 pesos al mes).

"De las 70 fábricas chinas de Newcastle, prácticamente ninguna paga el sueldo mínimo, que es de 489 rand por semana (50,5 euros), y algunas están pagando 200 rand (20,6 euros)", explica el sindicalista Patrick Vundla.

Los empresarios chinos, en respuesta, amenazan con cerrar las fábricas y trasladarse a otros países de la región, como Mozambique, Lesoto o Suazilandia.

"Yo estoy aquí para hacer dinero, no cacahuetes", dice el encargado de un taller chino, que no quiere decir su nombre por miedo a perder el empleo.

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