Las conversaciones proseguirán hasta el 2 de junio para lograr reestructurar los 66 mil 238 millones de dólares de deuda externa.
Esta es la segunda prórroga que realiza el Gobierno argentino, que espera lograr un acuerdo para estabilizar la economía.
Desde el Gobierno guardan cautela respecto a tratar esto como un default.
Argentina decidió alargar diez días más las negociaciones con fondos de inversión para llegar a un acuerdo que permita reestructurar los 66 mil 238 millones de dólares de deuda externa.
En una resolución del Ministerio de Economía, el Gobierno anunció que extendió el plazo hasta el 2 de junio para continuar las conversaciones con los acreedores de diversos bonos emitidos bajo ley extranjera, diálogo que podría extenderse o finalizarse.
Esta no es la primera prórroga dispuesta por el Gobierno, sino que se suma a la del pasado 8 de mayo cuando el Gobierno les propuso adherirse a su propuesta, seguida por este 22 de mayo.
"Argentina y sus asesores pretenden aprovechar esta extensión para continuar con las discusiones y permitirles a los inversores continuar contribuyendo con una reestructuración de deuda exitosa", dicta un documento del Gobierno.
CESE DE PAGOS
Este viernes también era un día clave por el vencimiento del periodo de gracia de 30 días al que se acogió Argentina tras no pagar, en abril, 503 millones de dólares de intereses de tres títulos incluidos en la oferta de reestructurar.
Hasta el momento no se habla de default o un cese de pagos porque, según el Gobierno, se espera continuar con las negociaciones.
El presidente argentino, Alberto Fernández, por su parte, insiste en la voluntad de pagar la deuda cuando la economía crezca, para no realizar ajustes en un país que está cayendo en la pobreza.
"Leo en los diarios que corremos el peligro de caer en default mañana y yo me preguntó por qué mienten así, si estamos en default desde hace meses, desde antes de diciembre que estamos en default", afirmó.
PROPUESTA
El 17 de abril pasado, Argentina lanzó oficialmente su propuesta, consistente en canjear bonos emitidos entre 2005 y 2016 por otros títulos nuevos con vencimiento entre 2030 y 2047, con el fin de reestructurar 66 mil 238 millones de dólares de deuda, sólo una porción de los 323.192,6 millones de dólares totales que debe el país.
Entre los puntos clave, se establece que Argentina empezaría a pagar la deuda a reestructurar en 2023, con una quita de 5,4 por ciento sobre el capital adeudado (3.600 millones de dólares) y una reducción de intereses del 62 por ciento, equivalente a 37 mil 900 millones.
Sin embargo, diversos grupos de acreedores rechazaron la propuesta, y posteriormente el Gobierno recibió tres contraofertas, que siguen sobre la mesa de negociación.
