Campesinos sin tierra ocasionaron destrozos en el Congreso brasileño
Centenares de manifestantes del MLST entraron al edificio rompiendo sus puertas y volcaron un auto al grito de "el pueblo unido jamás será vencido".
Centenares de manifestantes del MLST entraron al edificio rompiendo sus puertas y volcaron un auto al grito de "el pueblo unido jamás será vencido".
Cientos de campesinos sin tierra causaron este martes serios destrozos en el Congreso brasileño, ante al que se habían congregado para protestar por las demoras en el proceso de reforma agraria que le exigen al Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
En los incidentes, una veintena de personas sufrió heridas leves y un funcionario de la Policía legislativa debió ser hospitalizado, víctima de un traumatismo craneal grave que le provocó además un edema cerebral, informaron fuentes médicas.
Los manifestantes, pertenecientes al izquierdista Movimiento de Liberación de los Sin Tierra (MLST), pretendían ser recibidos por las autoridades del Congreso, y ante las demoras para gestionar la entrevista arremetieron contra las puertas del edificio, según la versión de la Policía.
Los guardias del Congreso intentaron cerrarles el paso y en medio de la refriega los campesinos empujaron contra las puertas de vidrio del inmueble y volcaron luego un auto que iba a ser sorteado entre los funcionarios de las cámaras y estaba en exhibición.
Las puertas estallaron en pedazos, los manifestantes penetraron hasta el interior del edificio al grito de "el pueblo unido jamás será vencido" y ocuparon el llamado "Salón Verde".
Allí se atrincheraron para intentar negociar una reunión con el diputado Aldo Rebelo, presidente de la Cámara Baja, quien en ese momento recibía al presidente de la Cámara de Diputados de Paraguay, Víctor Alcides Bogado.
Rebelo se negó a conceder una entrevista "a los violentos" y ordenó que todos fueran detenidos. Sin embargo, los manifestantes abandonaron pacíficamente el recinto y se marcharon en varios autobuses, en los que se habían desplazado hasta el lugar.
Según fuentes policiales, ninguno llegó a ser detenido, pese al pedido de Rebelo, quien fue respaldado por numerosos parlamentarios que, en acalorados discursos, culparon al Gobierno de Lula de lo sucedido por su "pasividad" ante los grupos radicales.
El diputado Raúl Jungmann, del Partido Popular Socialista (PPS), denunció que la manifestación había sido liderada por el activista Bruno Maranhao, miembro de la dirección nacional del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) y "compadre de Lula", afirmó.
El líder del PT en la Cámara Baja, Henrique Fontana, condenó lo ocurrido, pero instó a "no criminalizar a los movimientos sociales por un acto extremo de unos pocos", para los que pidió "el castigo de las leyes".
La Policía Federal calculó el número de manifestantes en 300, pero otras fuentes llegaron a hablar de entre 700 y 1.000.
Al abandonar el Congreso, algunos manifestantes hablaron con periodistas y afirmaron que habían sido agredidos por la Policía cuando intentaban entrar en el Congreso "pacíficamente".
Según los campesinos, la refriega comenzó cuando efectivos de seguridad les cerraron el paso y les golpearon.
"Cuando corre la sangre de un compañero no hay cómo controlarse y se debe partir para la lucha", declaró un manifestante identificado como Valmir Macedo. (EFE)