Pekín se mantiene tras la pista de 88 personas supuestamente implicadas en los incidentes registrados hace un mes en la ciudad de Llasa.
La policía china, un mes después de los disturbios registrados en Lhasa, capital de la región autónoma noroccidental del Tíbet, busca a 88 personas "sospechosas de estar directamente implicadas" en la revuelta, informó este viernes la agencia oficial, Xinhua.
El subdirector de la Oficina de Seguridad Pública de Lhasa, Jian Zaiping, aseguró que tienen "suficientes evidencias" contra 170 personas, de las que la policía ya ha arrestado a 82, 11 de las cuales se entregaron.
Jian agregó que las autoridades chinas han puesto en libertad a "al menos 328 personas" debido a su "participación menor" en los disturbios, registrados el 14 de marzo y que se convirtieron en los peores de los últimos 20 años en Lhasa, y a la "voluntad mostrada de cooperar en la investigación policial".
"La mayoría de los sospechosos detenidos se han declarado culpables y muchos de ellos fueron engañados y presionados" para que se involucrasen en la revuelta, afirmó Jian.
Según la prensa oficial, sólo en la provincia noroccidental de Gansú más de 2.200 personas se entregaron tras participar en actos violentos, de las que 1.870 fueron liberados.
China acusa a la "camarilla del Dalai Lama" de haber organizado las revueltas, algo que el líder espiritual y político tibetano niega.
Tampoco coinciden las cifras de víctimas, 20 (la mayoría emigrantes chinos) según las informaciones oficiales y más de 140 según los grupos tibetanos en el exilio, muchos de ellos, añaden, fallecidos la represión posterior a las protestas. (EFE)
