La publicación de 24.000 e-mails de Sarah Palin revolucionó a la prensa de EE.UU., que se apresuró a destapar sus intenciones presidenciales más tempranas, sus opiniones sobre Barack Obama e incluso las amenazas de muerte que recibió.
Periodistas y fotógrafos de todo el país se congregaron frente a una pequeña oficina del Capitolio de Alaska, en Juneau, para recibir sus copias de los correos electrónicos que Palin envió durante parte de su etapa como gobernadora del estado, entre 2006 y 2008.
Algunos de ellos, como el Washington Post y el New York Times, desplegaron extensos equipos de redactores y voluntarios que pasarán el fin de semana escudriñando cada una de las conversaciones que Palin intercambió con su esposo Todd y más de 50 funcionarios estatales.
Además, los medios pidieron a sus lectores que se sumaran a revisar los correos electrónicos para así conocer a la brevedad el contenido de los 24.000 correos.
Instigados por los rumores de que Palin pretenda entrar en la carrera republicana a la presidencia en 2012, cada medio ha pagado 725 dólares para construir su propia base de datos electrónica con las conversaciones, que llenan seis cajas de 25 kilogramos cada una.
Las primeras horas de lectura y análisis no han deparado revelaciones escandalosas, pero sí han abierto una ventana a las opiniones de la política republicana y su modo de encarar el cargo de gobernadora, que decidió abandonar en julio de 2009.
"Un tipo llamado Obama"
En otro de los correos más citados hoy por la prensa, fechado el 19 de septiembre de 2007, el subdirector legislativo del Gobierno estatal, Chris Clark, recomendó a Palin que se reuniera, durante una visita a Washington, con un tal Pete Rouse.
"Es el jefe de personal de un tipo llamado Barack Obama", escribió Clark, a lo que la gobernadora respondió: "Me parece bien conocerlo".
La conversación no aclara si Palin y Clark hablaban en tono irónico o si realmente ignoraban quién era Obama, que había entrado en la carrera demócrata a la presidencia en febrero de ese año.
Tampoco faltan las amenazas de muerte a la gobernadora, como la recibida en su web en septiembre de 2008, que la acusaba de racista y afirmaba que si fuera un hombre se habría unido al Ku Klux Klan.