El 24,5 % de las personas de 60 años o más en Perú viven en hogares unipersonales que estuvieron mayoritariamente habitados por mujeres, según datos del último trimestre de 2022 presentados este jueves por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Cerca de cuatro de cada diez de las peruanas mayores residen solas, un 20 por ciento más que los hombres en esta situación, de acuerdo con el informe técnico sobre la Situación de la Población Adulta Mayor en Perú de los meses de octubre, noviembre y diciembre del pasado año.
"Según (el) sexo, de los hogares conducidos por una mujer adulta mayor, el 37,3 por ciento son hogares unipersonales; en el caso de los hogares conducidos por un hombre adulto mayor, el 16,8 por ciento", señaló el INEI en su estudio.
En cambio, casi la mitad de la tercera edad comparte vivienda con su pareja.
Entre los hombres, el 60 por ciento de ellos viven en un hogar de tipo nuclear, mientras que 31 por ciento de las mujeres habitan en estas condiciones familiares.
Cerca de cuatro de cada diez domicilios en el país andino tiene entre sus miembros al menos a una persona mayor de 60 años, un 0,6 por ciento más que el mismo periodo de 2021.
"Por lugar de residencia, el 42,8 por ciento de los hogares del área rural tiene una persona adulta mayor, seguido por el 42,2 por ciento de los hogares de Lima Metropolitana y el 36,2 por ciento de los del resto urbano", aseguró en un comunicado el INEI.
En los hogares donde el jefe es un mayor (26,1 por ciento), las mujeres ejercen de cabeza de familia más que los hombres, con especial diferencia en los pueblos y aldeas, donde ellas conducen el 40,8 por ciento de los domicilios dirigidos por la tercera edad frente al 25,7 por ciento que son manejados por hombres.
En cuanto a factores económicos, el 57,1 por ciento de mayores en Perú forman parte de la población económicamente activa, de ellos el 68,1 por ciento son hombres y el 47,2 por ciento mujeres adultas mayores.
La población mayor de 60 años representa al 13,3 por ciento de los peruanos, un incremento de casi ocho puntos en comparación a las cifras de 1950, cuando la pirámide poblacional del país era eminentemente progresiva.
