El Papa salió llevando una aparato de fibras de vidrio para inmovilizar su muñeca.
Regresó a Les Combes, lugar de la caida, para proseguir con sus vacaciones.
El papa Benedicto XVI abandonó el hospital de Aosta, en la región alpina del Valle de Aosta, donde fue sometido a una operación para reducirle la fractura en la mano derecha que se produjo al resbalarse en su habitación del chalé de Les Combes, donde pasa unos días de vacaciones.
La mano enyesada del pontífice. (Foto: EFE)
El Papa, que llevaba la muñeca derecha inmovilizada con un aparato hecho de fibras de vidrio, que tiene las mismas funciones que la escayola, fue dado de alta a media tarde, tras permanecer seis horas en el centro sanitario.
El Papa Ratzinger, de 82 años, presentaba buen aspecto a su salida del hospital y saludó con la mano izquierda a las numerosas personas que le esperaban, a la vez que sonreía. Minutos después subió a un automóvil, que le trasladó a Les Combes, donde proseguirá las vacaciones de verano.
El Pontífice sufrió una caída "accidental" que le produjo una fractura en la muñeca derecha y motivó la intervención, según informó el Vaticano en un comunicado oficial tras la operación a la que fue sometido el Pontífice en el centro sanitario "Umberto Parini", de Aosta, la capital de la región alpina en cuya localidad de Les Combes transcurre sus vacaciones estivales.
"El Santo Padre, cayendo accidentalmente en su residencia, ha sufrido una fractura de la muñeca derecha. Por ello, ha sido sometido a una intervención de reducción y osteosíntesis con anestesia local", señaló el texto, firmado por el medico personal de Benedicto XVI, Patrizio Polisca.
El director del hospital, Pierluigi Berti, reiteró que la caída del Papa fue accidental y afirmó que las pruebas médicas que le fueron realizadas excluyeron que el Obispo de Roma resbalara debido un desmayo u otras causas.
La operación al Papa fue realizada por Amedeio Emmanuel Mancini, jefe de traumatología del hospital Valdostano y Enrico Visetti, jefe de reanimación.
Mancini explicó que luego de la intervención Benedicto XVI podrá usar perfectamente la mano derecha, tocar el piano, una de las aficiones, o escribir cartas.
