Benedicto XVI celebró el tercer consistorio de su pontificado, en el que nombró 24 nuevos cardenales, a los que advirtió que en la Iglesia "nadie es dueño" y que quien quiera "ser grande y el primero" será "esclavo de todos, el servidor de todos".
En una solemne ceremonia celebrada en la basílica de San Pedro del Vaticano, bellamente iluminada y que dejaba al descubierto todas sus obras de arte, el Pontífice entregó el capelo cardenalicio a un español, un ecuatoriano y un brasileño.
Se trata del arzobispo español José Manuel Estepa Llaurens, de 84 años, arzobispo emérito castrense de España, del ecuatoriano Raúl Eduardo Vela Chiriboga, de 76 años, arzobispo emérito de Quito, y del brasileño Raymundo Damasceno Assis, de 73 años, arzobispo de Aparecida.
A la ceremonia asistieron 150 cardenales de todo el mundo, así como unos siete mil fieles y representaciones oficiales de los países de procedencia de los nuevos cardenales.
Benedicto XVI destacó en la homilía que los nuevos cardenales procedente de todos los rincones del mundo y les pidió "humildad" y estar dispuestos a derramar la sangre por Cristo.
"En la Iglesia nadie es dueño, patrón. Todos están llamados, todos son enviados y todos guiados por la Gracia Divina. Sólo volviendo a la vocación originaria es posible entender la misión en la Iglesia como auténticos discípulos", les dijo el Papa.
Benedicto XVI subrayó que el criterio de la grandeza y el primado, según Dios, "no es el dominio, sino el servicio".
De los 24 cardenales, 15 son europeos (10 italianos, dos alemanes, un español, un suizo y un polaco), dos latinoamericanos, dos estadounidenses, cuatro africanos y un asiático.