El presidente de Brasil recordó que Juan Pablo II desafió a la dictadura en los años 80, al recibirlo cuando era un dirigente opositor.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó que el Papa Juan Pablo II será recordado como un hombre que se dedicó a combatir las injusticias del mundo y que luchó para mejorar la vida de las personas.
Lula aprovechó la edición de su programa quincenal de radio "Desayuno con el Presidente" para destacar la figura del fallecido Papa y anunciar que asistirá a sus funerales a la cabeza de una comitiva a la que invitó a los presidentes del Senado, de la Cámara Baja y de la máxima corte de justicia, así como a todos los cardenales brasileños.
"El Papa será recordado como el hombre que dedicó gran parte de su vida a combatir las injusticias mundiales. Fue así durante su juventud y fue así cuando se convirtió en sacerdote y en obispo. Fue la lucha contra el nazismo, fue la conquista de la libertad democrática en Polonia y cuando asumió el comando de la Iglesia Católica", afirmó el gobernante.
Lula añadió que "el Papa dedicó prácticamente todo el tiempo que estuvo al frente de la Iglesia a la lucha por la paz, la lucha por la justicia social, la lucha contra la miseria, y la lucha contra el hambre y contra la pobreza".
"Pienso que esa es la imagen que él dejará: la imagen de la esperanza, la imagen de un hombre que luchó cada minuto de su vida para que las cosas puedan ocurrir de forma a mejorar la vida de las personas", dijo el líder socialista brasileño.
Lula recordó el encuentro que tuvo con Juan Pablo II en 1980, cuando el Pontífice hizo la primera de sus tres visitas a Brasil y el actual presidente brasileño era un dirigente sindical con los derechos políticos suspendidos por la dictadura militar.
"No era común que una autoridad como el Papa recibiera alguien que estuviese siendo perseguido por el régimen militar", afirmó.
Según el jefe de Estado, los militares responsables por la seguridad del Pontífice no querían dejarlo entrar al lugar en donde estaba el Papa y tuvo que esperar casi tres horas bajo la lluvia a que el entonces arzobispo de Sao Paulo, Paulo Evaristo Arns, lograra un entendimiento.
"El Papa, al recibirme, mostró su visión de estadista, porque estas cosas no ocurren a toda hora y con todas las personas", afirmó.
Lula indicó que el Papa siempre demostró una preocupación inmensa con Brasil y que cada vez que los obispos brasileños iban a visitarlo a Roma les preguntaba por las cosas que ocurrían en el país.
El presidente brasileño, un católico confeso, declaró siete días de luto por la muerte del Papa y fue uno de los primeros jefes de Estado en confirmar su viaje a Roma.
En su primer mensaje de condolencias, Lula recordó que Brasil es el país con mayor número de católicos en el mundo, cerca de 133 millones en una población de 180 millones, y después manifestó su deseo que el futuro Papa sea latinoamericano, y preferiblemente brasileño. (EFE)
