El decano de los cardenales hizo un sentido recuerdo de Juan Pablo II y aseguró en su homilía que el Papa sigue bendiciendo al mundo desde "la ventana del Padre".
El decano del Colegio Cardenalicio, Joseph Ratzinger, dijo durante la homilía del funeral de Juan Pablo II que los sentimientos que embargan en estos momentos a la Iglesia Católica son de absoluta tristeza total, pero también de alegría y agradecimiento por la labor pastoral del Pontífice.
"Tenemos el corazón lleno de tristeza, pero también de alegre esperanza y de profunda gratitud. Este es nuestro estado de ánimo", afirmó el purpurado alemán, cuyas palabras fueron acogidas con un fuerte aplauso por los cientos de miles de asistentes a la misa fúnebre, en la plaza de San Pedro de el Vaticano.
El oficiante de la eucaristía trazó un perfil del desaparecido Papa, en el que resaltó sus años de juventud, cuando era un fanático del teatro y trabajaba en una fábrica química, "circundado y amenazado por el terror nazi".
Ratzinger recordó cuando Karol Wojtyla fue ordenado sacerdote, "lo fue siempre hasta el fondo".
El cardenal subrayó que en la frase "como el Padre me ha amado, así los amo yo, los llevo en mi corazón" da cuenta de la figura del Pontífice. Agregó que Wojtyla despertó a los hombres de una "fe cansada, del sueño de los discípulos de ayer y hoy. Levántese, vamos, también nos los dice a nosotros".
El decano cardenalicio destacó que Juan Pablo II siempre buscó el encuentro con todos, que tuvo capacidad de perdón y de apertura de corazón.
"Nuestro Papa, lo sabemos todos, jamás quiso salvar la propia vida y tenerla para él, siempre se dio sin reservas, hasta el último momento", subrayó.
Ratzinger recordó los viajes por el mundo -104 en total- realizados por el Papa en sus 26 años y medio de Pontificado, y aseguró que si al principio era joven y lleno de fuerzas y al final enfermo, siempre anunció con intensidad el Evangelio.
"El Papa sufrió y amó en comunión con Cristo y por ello el mensaje de su sufrimiento y de su silencio ha sido tan elocuente y fecundo", manifestó el religioso.
Joseph Ratzinger concluyó su homilía señalando que jamás se podrá olvidar el esfuerzo que Juan Pablo II realizó durante la pasada Semana Santa para, marcado por el sufrimiento, asomarse a la ventana de su departamento para dar la bendición Urbi et Orbi.
"Podemos estar seguros de que nuestro amado Papa está ahora en la ventana del Padre, nos ve y nos bendice. Sí, nos bendiga Santo Padre. Nosotros ponemos tu alma en manos de la Madre de Dios, tu Madre, que te ha guiado cada día y te guiará ahora a la gloria eterna de su Hijo", señaló el cardenal. (EFE)
