Daniel Ruiz Figueroa es acusado de tocaciones sobre una carabinera en 2007.
Sumario interno descubrió la existencia de cuatro casos más.
Desde el 21 de enero pasado se encuentra en prisión preventiva el coronel de Carabineros Daniel Ruiz Figueroa, acusado de abuso sexual con violencia contra una funcionaria, hecho ocurrido en diciembre del año 2007 en dependencias del departamento de Acción Social de la policía uniformada.
Los hechos se remontan al 14 de diciembre del año 2007, cuando una carabinera, asistente administrativa, concurrió al despacho del coronel Daniel Ruiz Figueroa para que la autorizara a dejar su puesto e ir a un examen, como jefe del departamento de Acción Social.
De acuerdo a los antecedentes, éste la empujó y luego cerró la puerta de su oficina y, tras bajarse los pantalones, le realizó varias tocaciones y vejaciones a la funcionaria.
Tras forcejear con el sujeto, la carabinera logró liberarse pero no salir de la oficina, hecho que ocurrió después de que el coronel Ruiz se vistiera y activara la cerradura eléctrica, tras lo cual entró en estado de pánico, debiendo ser atendida en el hospital institucional.
Tras recibir una denuncia anónima, la fiscal militar Paola Jofré determinó el 21 de enero pasado detener y procesar al coronel por abuso sexual violento, decisión ratificada por la Corte Marcial por cuatro votos a uno.
El abogado Alfredo Morgado, querellante en la causa, valoró la acción de la justicia en el caso, "la imparcialidad y acuciosidad de la fiscalía militar, de dar por acreditada las responsabilidades en este tipo de hechos, de compleja tramitación e investigación, sobretodo si se desarrolla en una situación de abuso de poder".
Desde el 21 de enero, Ruiz permanece recluido en el cuartel Pudahuel de la policía uniformada, al tiempo que la Dirección Nacional del Personal inició un sumario interno, encabezado por Georgina Ayala, descubriendo que el general Ruiz tiene un historial de cuatro casos constatados del mismo tenor con otras funcionarias policiales y civiles
La víctima de la violenta agresión aún se encuentra bajo un cuadro de estrés postraumático, pesadillas, alteraciones y una disfunción sexual, con trabajo sicoterapéutico y con ingesta de fármacos.
