Chile recordó los 30 años de simposio que denunció crímenes en dictadura

Representantes de todos los ámbitos de la sociedad chilena celebraron el 30° aniversario del simposio sobre derechos humanos que denunció las violaciones y muertes en la dictadura de Augusto Pinochet.

Al acto litúrgico en la Catedral Metropolitana de Santiago no pudo asistir la Presidenta Michelle Bachelet, que envió a los ministros de Defensa, José Goñi, y de Segpres, José Antonio Viera-Gallo, en representación del Ejecutivo.

Viera-Gallo explicó que Bachelet "tenía otros compromisos desgraciadamente; por eso ha estado presente el Gobierno con el ministro de Defensa y con mi persona, y creo que con eso significamos el compromiso permanente del Gobierno a favor del cumplimiento, protección, difusión de los derechos humanos".

Junto a Goñi, Viera-Gallo representó al Gobierno en la ceremonia. (Foto: UPI)

En la oportunidad se proyectó una cinta inédita con la preparación del evento en 1978, que ahora será entregada a la Cineteca Nacional para su restauración y conservación.

A la cita asistieron los presidentes del PPD, Pepe Auth, y de la DC, Jorge Burgos, quien llamó a realizar un homenaje "concreto" en materia de derechos humanos.

"En este trigésimo aniversario de una vez por todas, como país, como Estado, (debemos) firmar el tratado de la Corte Internacional de Roma. No hay fundamento para seguir dejando pendiente eso", afirmó el parlamentario.

La derecha estuvo representada por la secretaria general de RN, Lily Pérez, y el timonel de la UDI, Juan Antonio Coloma, quien instó a "hacer vigente la necesidad de que los derechos humanos sean respetados siempre en Chile y el mundo".

En el mismo templo, la Iglesia de Santiago organizó en noviembre de 1978 el Simposio Internacional sobre Derechos Humanos, al que acudieron obispos extranjeros y representantes de Naciones Unidas.

"Todo hombre tiene derecho a ser persona", fue la frase que resumió aquel encuentro, en el que el cardenal Raúl Silva Henríquez (1907-1999) instó a reuniones cada 25 de noviembre para reafirmar su compromiso con la dignidad del ser humano.

Henríquez había liderado el Comité Pro Paz para prestar asistencia legal y social a los afectados por el régimen, cuyas presiones obligaron a disolverlo en 1975.

Pese a ello, el cardenal impulsó la creación de la Vicaría de la Solidaridad, que heredó la labor del Comité durante su funcionamiento, entre 1976 y 1992, hasta que sus cometidos fueron asumidos por la Vicaría Pastoral Social y de los Trabajadores.