A nueve millones de pesos asciende, hasta ahora, el balance de los daños provocados en el Estadio Municipal Ester Roa Rebolledo de Concepción por las barras bravas de Colo Colo y Universidad Católica durante la disputa de la Supercopa del fútbol chileno, la tarde del domingo.
La cifra, advirtió el alcalde penquista, Álvaro Ortiz, podría seguir aumentando, ya que falta concluir la inspección total de las instalaciones afectadas; entre ellas cierres perimetrales, butacas, etc.
"LO ECHARON A PERDER TODO"
Desde ya, no obstante, Ortiz anunció una querella y advirtió que pondrá a disposición de la justicia todos los medios de prueba necesarios para perseguir a los responsables de los destrozos.
"Hubo personas que se paseaban por la pista recortada amenazando a familias, fueron amenazantes con Carabineros y los guardias privados (...) Era una tarde espectacular, donde la gran mayorìa de las personas llegó (al Estadio) ordenadamente y estos delincuentes lo echaron a perder todo", dijo el jefe comunal.
El alcalde Álvaro Ortiz en el sector donde rompieron parte del perímetro de seguridad.
"TIRABAN FUEGOS ARTIFICIALES DIRECTAMENTE AL PÚBLICO"
Pablo Bustos y su familia fueron de las personas más afectadas de la jornada, porque se encontraban justo en el sector donde se desató la pelea, que incluyó el lanzamiento de fuegos artificiales como arma.
Bustos contó a Cooperativa que los problemas comenzaron al ingreso al recinto, donde hinchas de la barra de Colo Colo amenazaron con asaltarlos.
"(Cuando comenzó la pelea) mi sector estaba lleno de familias, gente mayor, adelante mío había una pareja de abuelitos... Todos después arrancamos en estampida cuando comenzaron a caer los fuegos artificiales. No los tiraban hacia arriba, sino que directamente al público", relató.
FORMALIZACIÓN Y CONDENA EXPRESS
De acuerdo a Carabineros, la jornada dejó 22 detenidos por distintos delitos, además de una persona apuñalada.
Este lunes la fiscal Sandra Torres formalizó a tres imputados por desórdenes y a otros dos por porte ilegal de arma blanca. Todos quedaron con prohibición de acercarse a un kilómetro de cualquier estadio, y se dio un plazo de investigación de dos meses.
Se determinó, además, que un sexto detenido incumplió una prohibición previa de acercarse a los estadios, por lo que fue condenado a 540 días de presidio y prohibición de acudir a partidos de fútbol durante tres años.
