Como una hecho "desagradable" calificó el superintendente de Servicios Sanitarios, Juan Eduardo Saldivia, el caso de una anciana de Rancagua que sufrió un infarto tras recibir una cuenta por más de 1.300.000 de la Empresa de Servicios Sanitarios del Libertador (Essel).
En diálogo con El Diario de Cooperativa, la autoridad dijo que espera que tras la venta de la empresa, que actualmente pertenece al grupo británico Thames Water, los nuevos operadores solucione las falencias, que en el caso mencionado costó un ataque cardíaco que tuvo tres días internada el mes de julio a Leontina Verdugo, de 82 años.
"Desgraciadamente Essel forma parte de las empresas Thames Water con la que hemos tenido una serie de problemas de muchas naturaleza y esperamos que el nuevo controlador, porque esta empresa esta prácticamente vendida a un nuevo operador, corrija éste y otros muchos problemas que tiene Essel y Esbío", afirmó.
Saldivia señaló que para evitar casos como el que afectó a Leontina Verdugo "hemos instruido a las empresas para que tengan mecanismos de control en términos tales que ellos puedan detectar situaciones de esta naturaleza porque no es normal que un cliente que tiene un consumo de 15 metros cúbicos aparezca un mes con un consumo de 2.700".
Agregó que a todas luces es imposible que el medidor de la afectada haya dejado pasar la cantidad de agua registrada por la empresa y consideró un despropósito que Essel hable de condonación de la deuda cuando evidentemente existe un error del prestador del servicio.
"El medidor para ese cliente prácticamente no permitiría que pasara siquiera esa agua", dijo.
"Me parece un despropósito. Me parece una tontera por cuanto evidentemente que si nosotros hacemos una inspección técnica vamos a poder demostrarle a la empresa que por ese medidor no es posible que pase toda el agua que ellos dicen que pasó. Entonces no hay deuda", agregó.
Agregó que producto de este hecho, la empresa registrará una baja importante en el indicador de calidad de gestión que elabora la superintendencia.
"Hay unos indicadores de calidad de gestión de las empresas que se publican anualmente por la superintendencia y un error de esta naturaleza hace que el indicador de la compañía respectiva baje mucho (...) va a salir muy perjudicada", señaló.
Saldivia señaló asimismo que "el consumidor es el primer fiscalizador (...) y tiene un instrumento en la puerta de sus casa, el medidor de agua potable, y uno puede llevar registrados los metros cúbicos que consume".