El suizo Roger Federer cumplió, número uno del mundo, la primera meta en su camino hacia la conquista de su primer Roland Garros, al avanzar a la final del único Grand Slam que no ha ganado, gracias al retiro del argentino David Nalbandian (3º) en el tercer set.
El trasandino abandonó por una lesión abdominal, aunque el helvético ya dominaba el encuentro a esa altura con cuenta de 3-6, 6-4 y 5-2.
Claro que al comienzo Nalbandian puso en serios aprietos a Federer, sobre todo porque jugó a gran nivel. El cordobés rompió en la manga inicial dos veces el servicio de su rival, en el quinto y octavo game, para llevarse este parcial en 30 minutos, y albergar la posibilidad de una victoria rápida, tal y como se estaba desarrollando el encuentro, lo que confirmó al ponerse 3-0 en el segundo capítulo.
El europeo reaccionó, logró igualar 3-3, pero donde brilló especialmente fue en el séptimo juego cuando un golpe por debajo de las piernas del suizo, al borde de la línea de fondo, entró como una bala en el paralelo del sudamericano, que cubría la red esperando un remate fácil y no un golpe de ensueño como ése.
Los casi 16.000 espectadores que llenaban el court "Philippe Chatrier" se rindieron, si no lo estaban ya, a la magia de Federer, que levantó por primera vez el puño en alto, en señal de alegría.
Con esa ruptura, el mejor tenista del mundo ya se fue fácil al 6-4, conservando su saque, mientras que la cara de Nalbandian reflejaba el primer signo de dolor abdominal, una lesión que lo ha perseguido durante buena parte de su carrera. El argentino además cedió su saque de entrada en el tercer set, y en el descanso del 2-1 pidió asistencia médica.
La cara del argentino reflejaba ansiedad e impotencia. Ya no podía sacar al nivel de la primera manga, ni moverse con esa agilidad demostrada entonces cuando apabulló al número uno del mundo.
Federer ganaba fácil y Nalbandian sacó adelante como pudo el sexto juego (2-4) pero, tras perder su servicio en el séptimo, se dirigió al juez de silla, el francés Pascal Maria, para comunicarle que dejaba el camino expedito al helvético para enfrentarse en la final contra el ganador del duelo entre el español Rafael Nadal (2º) y el croata Ivan Ljubicic (4º).
También tiene suerte
"He tenido un poco de suerte, un poquito de suerte", reconoció Federer, "pero también es bueno que me pase a mi alguna vez", agregó.
"Nalbandian estaba jugando muy bien en el primer set, pero yo logré reaccionar", comentó el primer finalista de Roland Garros.
Ahora el ganador de 37 títulos ATP, incluidos siete Gran Slams, irá por su segunda misión, la más importante: levantar el trofeo del abierto francés.
Y si es ante Nadal tendrá otra tarea, la de romper por fin la hegemonía que ha tenido el español en sus enfrentamientos, especialmente en tierra batida, donde este año ya le ha ganado dos finales, en los Masters Series de Momtecarlo y Roma. (EFE/Cooperativa.cl)