Constructora de gasoducto ruso en Alemania se declaró en bancarrota

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| Periodista Digital: EFE

Nord Stream 2 AG, un proyecto suspendido tras la invasión rusa a Ucrania, despidió también a sus 106 empleados.

"Se ha vuelto insolvente a causa de las sanciones estadounidenses de la semana pasada", indicaron expertos.

Constructora de gasoducto ruso en Alemania se declaró en bancarrota
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Nord Stream 2 AG, la constructora del gasoducto del mismo nombre que debía llevar gas desde Rusia a Alemania, un proyecto suspendido tras la invasión rusa de Ucrania, se declaró en bancarrota, informó este miércoles la emisora pública suiza Schweizer Radio und Fernsehen (SRF).

La compañía, con sede en Suiza y propiedad del gigante energético estatal ruso Gazprom, que se vio afectada por las sanciones internacionales impuestas a Rusia después de que el pasado 24 de febrero Moscú lanzara su invasión a Ucrania, despidió también a sus 106 empleados.

"Nord Stream se ha vuelto insolvente a causa de las sanciones estadounidenses de la semana pasada", declaró a la emisora de radio SRF Silvia Thalmann-Gut, directora de finanzas del cantón suizo de Zug, donde tiene su sede la empresa.

La segunda fase del proyecto Nord Stream, destinado a duplicar el transporte de gas ruso directamente a través del Báltico desde Rusia a Alemania, terminada de construir el año pasado, quedó bloqueada por decisión del canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, y fue objeto de la primera oleada de sanciones occidentales tras la invasión de Ucrania decidida por el presidente ruso, Vládimir Putin.

EFECTOS EN RUSIA Y UNA DE SUS EMPRESAS MÁS IMPORTANTE: GAZPROM

Durante mucho tiempo el proyecto Nord Stream, cuya primera fase entró en funcionamiento en 2011, fue considerado una herramienta de Putin para aumentar su influencia en Europa Occidental a través de la dependencia energética europea con respecto a Rusia.

Tan solo un día después del comienzo de la invasión, Scholz dijo la semana pasada que suspendía la certificación del gasoducto, de 1.200 kilómetros y cuya construcción ha costado 11.000 millones de dólares, al que sólo restaba ese último requisito para empezar a funcionar.

Tras el reconocimiento de la independencia de las regiones del Donbás ucraniano por parte de Moscú, justo antes de la invasión, Estados Unidos ya había impuesto sanciones a Nord Stream 2 AG, a sus directivos y empresas subsidiarias, lo que supuso el golpe de gracia de un proyecto muy criticado por Washington por el poder que concedía a Moscú sobre la autonomía energética de Europa, especialmente de Alemania, que obtiene la mitad de su gas de Rusia.

La financiación de la construcción de la magna obra ha corrido a cargo en un 50 por ciento por Gazprom, por una parte, y por la petrolera británica Shell, la francesa Engie, la austriaca OMV y las alemanas Uniper y Wintershall DEA, por la otra.

Shell ya anunció el pasado lunes su intención de desprenderse de todos los negocios que tiene con Gazprom en protesta por la guerra de Ucrania, lo que le supone renunciar, además de al proyecto Nord Stream 2, a su 27,5 por ciento de participación en la instalación de gas natural licuado de Sajalin-II, así como al 50 por ciento en los proyectos petrolíferos de Salym y Gydan, en Siberia.

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