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Las reliquias y el patrimonio inmaterial que albergaba Notre Dame

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Autor: Cooperativa.cl

Un incendio consumió gran parte de este templo de más de 800 años y cuya construcción tardó casi dos siglos en completarse.

Alberga la corona de espinas, un clavo de la crucifixión y astillas de la cruz de Jesús, entre otros objetos de la tradición cristiana.

Las reliquias y el patrimonio inmaterial que albergaba Notre Dame
 EFE

El incendio acongoja a Francia y al mundo.

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Conmoción mundial ha generado el incendio que destruyó parte importante de la catedral de Notre Dame, en París, un ícono de la ciudad que, aparte de tener un gran valor patrimonial en sí misma, alberga una serie de reliquias y de obras de arte de trascendencia para la humanidad.

Con más de 800 años de historia, su construcción se inició en 1163, tiene una arquitectura invaluable que marcó la transición entre el estilo románico y el gótico, aunque también se la considera como una joya de este último estilo de arte.

Solo fue completada casi 200 años después, en 1345, aunque posteriormente se le efectuaron diversos cambios.

En su momento fue el mayor templo cristiano del mundo occidental, con torres de 69 metros de altura, mientras que la tradicional aguja que se derrumbó debido al incendio alcanzaba los 96 metros.

Junto con la torre Eiffel, Notre Dame es el símbolo de París y es el edificio que recibe más visitantes en Francia, unos 13 millones de turistas al año.

Es tal su trascendencia que se eligió como el punto cero de las carreteras del país galo, lo cual está marcado en una piedra con una rosa de los vientos ubicadas en la plaza de Notre Dame, a pocos metros de su entrada principal.

Según los estudios arqueológicos realizados, se encuentra ubicada en el mismo lugar donde anteriormente hubo al menos cuatro edificios religiosos diferentes: una iglesia paleocristiana del siglo IV, una basílica de la época merovingia, una catedral de la carolingia y otra románica que se fue destruyendo conforme se levantaba la actual gótica.

Su historia ha estado estrechamente asociada a la de la ciudad y a la de toda Francia, con algunos momentos que han dejado huella.

En 1793, en una de las fases de mayor anticlericalismo de la Revolución Francesa fue transformada en "Templo de la Razón".

Años más tarde, fue el lugar escogido por Napoleón para su coronación en diciembre de 1804 como emperador.

La catedral fue también el escenario de las celebraciones de la liberación de París de los nazis, con un oficio religioso el 26 de agosto de 1944 al que asistió el general Charles de Gaulle después de descender por los Campos Elíseos entre cientos de miles de personas.

También allí se oficiaron funerales nacionales para personalidades políticas como el propio De Gaulle y los también presidentes Georges Pompidou y François Mitterrand.

El 15 de noviembre de 2015, dos días después de la oleada de atentados yihadistas en París en los que fueron asesinadas 130 personas y varios cientos más fueron heridos, tuvo lugar en Notre Dame una misa en homenaje a las víctimas.

Arte y valor inmaterial

Además de su trascendencia histórica, la catedral guarda obras de arte, reliquias, objetos y pinturas invaluables, cuyo destino por ahora se desconoce, ya que aún no hay una versión oficial de los daños generados por el incendio.

Entre estos, se encuentra el órgano principal, construido por Aristide Cavaillé-Coll, uno de los más destacados fabricantes de instrumentos del siglo XIX. La pieza es una obra de arte en sí misma, que combina un delicado diseño con una sofisticada sonoridad.

Además, en su interior se encontraban 50 pinturas, de las que sólo 13 eran exhibidas al público. Se trata de una serie de obras llamadas Les Grand Mays, las que inicialmente estaban compuestas por 66 cuadros.

Entre las más destacadas se encuentran "La conversión de San Pablo" (1637), de Laurent de la Hyre, y "El descenso del Espíritu Santo" (1634), de Jacques Blanchard.

Otra de las piezas que había en su interior es "La Piedad", también conocida como "el Descendimiento de la cruz", una escultura creada por Nicolas Coustou en el siglo XVIII y que se encuentra en la cabecera de la catedral, presidiéndola desde el centro del ábside, la cual está rodeada por efigies de los reyes Luis XIII, obra de Guillaume Coustou, y Luis XIV, por Antoine Coysevox.

Las gárgolas, ubicadas en el exterior, también son un emblema de Notre Dame y de París. Se les conoce como "la galería de las quimeras" y son el espíritu del lugar y ofrecen un aura de protección al representar a bestiarios fantásticos, animales salvajes y de aspecto monstruoso que servirían para espantar a los demonios.

Otros objetos que están en riesgo son "Los 28 reyes antes de Cristo", "La pintura de Santo Tomás de Aquino", "El bello Dios" y el gallo de la punta de la aguja de Notre Dame que se derrumbó.

Además de todo esto, Notre Dame además alberga tres objetos a los que se les atribuye haber sido parte de la pasión y muerte de Cristo: La corona de espinas, un clavo usado en su crucifixión y un trozo de 28 centímetros que se dice fue parte de la cruz donde falleció.

Inspiración artística

La catedral Notre Dame también inspiró a escritores y artistas durante sus ocho siglos y medio de historia.

El creador que probablemente más ha contribuido a consagrarla como uno de los símbolos de la capital francesa es Víctor Hugo con su libro "Notre Dame de París" publicado en 1831, que dignificó el edificio más allá de su dimensión religiosa, que la había puesto en peligro durante la fase más convulsa de la Revolución Francesa.

Víctor Hugo, en particular con su personaje del jorobado, ha inmortalizado el perfil de una catedral que ha sido el escenario de múltiples adaptaciones cinematográficas de esa obra literaria, incluso por la "fábrica de los sueños" de Disney.

Una de la más conocidas de esas adaptaciones para la gran pantalla fue la de Jean Delannoy en 1956, que contó con actores de excepción: Gina Lollobrigida en el papel de Esmeralda y Anthony Quinn como Quasimodo.

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