Convención Constitucional: Mesa directiva hizo acto de desagravio al mundo evangélico

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Autor: Cooperativa.cl

La omisión de la bandera cristiana en la sede del órgano ciudadano cuando se cumplía un mes de su instalación provocó una profunda molestia en las iglesias.

Elisa Loncon y Jaime Bassa recibieron este martes a obispos y pastores, dando por superada la polémica.

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Luego de haber omitido el 4 de agosto pasado la bandera cristiana cuando, al cumplirse su primer mes de trabajo, la Convención Constitucional instaló en su sede en Santiago numerosos emblemas para destacar su diversidad, la mesa directiva del órgano ciudadano hizo este martes un acto de desagravio al mundo evangélico.

La instancia, liderada por la presidenta Elisa Loncon y el vicepresidente Jaime Bassa, recibió hoy a la Mesa Ampliada de la Unión Nacional Evangélica, encabezada por el obispo Emiliano Soto.

Roberto Celedón (IND-FRVS), uno de los coordinadores de la Comisión de Derechos Humanos de la convención, informó a los obispos y pastores que en el catálogo de derechos definidos por el grupo de trabajo que lidera fue incluido el concepto de "libertad religiosa". Esto fue bien recibido por Soto.

"Lo que pasa es que en la Constitución actual no existe la 'libertad religiosa', sino que 'libertad de conciencia', la que ha sido utilizada y ha sido limitada, especialmente, para justamente las personas que profesamos una fe distinta a una fe supuestamente oficial que puede existir en Chile. Todavía existe discriminación religiosa en Chile, no todas las espiritualidades se pueden realizar de buena manera", señaló el líder de la Unión Nacional Evangélica.

En ese sentido, Soto valoró "que el concepto de 'libertad religiosa', que está establecido en los derechos humanos de la ONU y OEA, pueda estar presente también en una Constitución moderna como la que se está creando".

La omisión de la bandera cristiana provocó una profunda molestia en el mundo evangélico que incluso hasta este fin de semana se llevaron a cabo distintos banderazos a lo largo del país exigiendo libertad religiosa y de expresión.

El obispo Soto dijo dar por superada la polémica y, según contó Loncon, también apoyó el trabajo del órgano encargado de redactar la nueva Carta Magna.

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