Una serie de fiscalizaciones a chatarrerías de Ñuble ha estado realizado la policía e integrantes de la Mesa Regional de Trabajo por el Robo de Conductores Eléctricos, como parte de las pesquisas para indagar el destino del cobre sustraído en los últimos meses.
El subprefecto Miguel Durán, jefe de la Brigada Investigadora de Robos (BIRO) de Chillán, dijo que "el objetivo es desincentivar y pesquisar la venta de bienes y artículos adquiridos en forma ilegal, en mercados formales e informales".
El seremi de Energía, Enrique Rivas, dijo que "es de vital importancia terminar de una vez por todas con este delito, cuyos daños no sólo afectan a las eléctricas, sino que a la población en general, ya que cada vez que hay un robo de cables provoca una falla en todo el sistema de distribución de energía, dejando a cientos de familias si luz".
Las fiscalizaciones han sido acompañadas por personal técnico de la Superintendencia de Electricidad y Combustibles y de las empresas eléctricas, para el reconocimiento de los tipos de conductores y cables.
El último incidente de robo de cables se produjo en Ñiquén, donde antisociales sustrajeron 1.500 metros de conductor eléctrico de la línea de transmisión de CGE, dejando a más de 16 mil clientes sin energía eléctrica en San Carlos y San Fabián, además de la zona misma donde se produjo el robo.
Si bien estas fiscalizaciones no han arrojado cable robado, detectives que indagan el Mercado de Bienes Robados (Medbro) detuvieron al propietario de un local por infringir la normativa que prohíbe el almacenamiento de especies peligrosas, en este caso aproximadamente 200 baterías que estaban en desuso.
