Belén y Antonia Troncoso se recuperan satisfactoriamente tras la maratónica operación del sábado.
En un mes podrían ser dadas de alta.
Una buena segunda noche separadas, tras la maratónica operación de 15 horas del día sábado, pasaron las gemelas siamesas porteñas Belén y Antonia Troncoso González.
Las lactantes permanecen internadas en buenas condiciones en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Carlos Van Buren de Valparaíso.
Este lunes estaban conscientes y acompañadas por sus padres, siendo alimentadas con suero.
Si todo sigue como hasta ahora, en tres días podrían comenzar a alimentarse normalmente y, luego, ser dadas de alta en un mes. De todos modos, no se descartan nuevas cirugías para favorecer la cicatrización.
"Ambas están bien, pero siempre, existe el riesgo de que uno de los colgajos pierda vitalidad, y si eso ocurriera, probablemente se reseque y habría que hacer un injerto, pero eso está por verse. En todo caso, si ocurriera –que no sería de extrañar- se puede resolver sin mayor riesgo ni problema para ellas", explicó Leonardo Rusowsky, jefe técnico del equipo que concretó la "historica" operación.
Tras la intervención, las dos bebés de nueve meses quedaron con hígados independientes del 85 por ciento del tamaño de un hígado normal. Los órganos deberían regenerarse y alcanzar un tamaño normal en un mes, mismo plazo en que las siamesas podrían irse a su hogar.
De momento, desde el centro asistencial se sigue trabajando junto a los padres y buscando dar el mejor tratamiento a las menores.
"Hemos trabajado durante estos nueve meses con los papás como apoyo sicológico, que ha sido permanente hasta el día de hoy. También hubo un trabajo a nivel de las gemelas. Para prepararlas para la separación trabajamos con dos muñecas del tamaño de ellas para que cuando las separáramos no se echaran de menos", explicó Claudio Fernández, director del Hospital Van Buren.
Ya separadas, "estos dos días han dormido con muñecas para tener la percepción de que están todavía con su hermana", explicó Fernández.
