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Puerto Natales y Torres del Paine, destinos turísticos todo el año

Publicado:
| Periodista Digital: Rodrigo Orellana

Una campaña de la provincia de Última Esperanza, junto a Sernatur, invita a visitantes a descubrir los atractivos de la zona patagónica, no importando la estación.

Puerto Natales y Torres del Paine, destinos turísticos todo el año
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Aterrizar en Puerto Natales ya es una experiencia. Si bien el aeropuerto está en funciones desde hace seis años, muchos aún desconocen que para llegar a esa ciudad -y a Torres del Paine- ya no es necesario pasar por Punta Arenas, a casi 250 kilómetros de la capital de la provincia de Última Esperanza: cerca de tres horas en auto.

Es uno de los objetivos de la campaña "Puerto Natales y Torres del Paine: Turismo todo el año", que promueven los actores de esta actividad en la zona, como una forma de invitar, especialmente a los visitantes nacionales, a vivir o volver a vivir la experiencia de llegar a estos parajes de la Patagonia nacional, lo que también está enmarcado en el proyecto "Chile, el mejor destino".

En eso están embarcados la Cámara de Turismo de Última Esperanza, el Servicio Nacional de Turismo, la Cámara de Turismo de Torres del Paine, Sky Airlines (que tiene vuelos directos a Puerto Natales), cruceros Skorpios, AquaChile, Blumar Seafoods, la Asociación de Salmonicultores de Magallanes y los hoteles base de este proyecto: Explora, Remota, Patagonia Camp, Río Serrano, Las Torres, Tierra Patagonia y Lago Grey.

Si bien la pandemia de Covid-19 iniciada en marzo de 2020 no los obligó a cerrar, sí les causó una enorme disminución de visitantes. El cierre de las fronteras fue algo duro, ya que al menos el 80 por ciento de los turistas que recibían eran extranjeros. Las restricciones que aún se mantienen, aunque en menor medida, han hecho cambiar completamente el público para estas visitas, lo que se vio desde que fue implementado el permiso de vacaciones, así como con el relajamiento de las restricciones de movilidad. 

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Los vuelos directos a Puerto Natales permiten llegar mucho más rápido a Última Esperanza.

Marcelo Meyer, gerente del Hotel Lago Grey, cuenta que en estos dos años "la proporción se dio vuelta y ahora más del 80 por ciento de los visitantes son chilenos".

Por eso esta campaña busca que se mantenga este interés de los turistas nacionales en visitar la zona, pero no sólo en los meses de primavera y verano, que es lo que ocurre habitualmente, sino que también se entusiasmen en descubrir los atractivos de estar en el parque durante el otoño y el invierno, con nieve y paisajes diferentes, y probablemente difíciles de encontrar en otro lugar.

"Estamos trabajando con el concepto de turismo todo el año, ya que existen variadas alternativas de servicios turísticos que continúan operativos después de la temporada alta, con muy buenas promociones. 'Puerto Natales y Torres del Paine: Turismo todo el año' invita a disfrutar de las diferentes estaciones y dejarse sorprender con la virtuosa majestuosidad de sus paisajes, la pureza de su aire, la amplitud de lugares inexplorados, la calidad de su gastronomía y la excelencia de los alojamientos y servicios de bienestar que garantizan un verdadero descanso", dice Adriana Aguilar, gerente de la Cámara de Turismo de Última Esperanza A.G.

"Estamos felices que hoy sean los chilenos quienes nos conozcan y pasen sus vacaciones con nosotros, disfrutando de un turismo sustentable y creado a la medida para disfrutar de una bella arquitectura, donde la protagonista es la naturaleza", añade por su parte Michael Purcell, director ejecutivo de Tierra Hotels.

¿Qué se puede encontrar en la Última Esperanza?

Basta avanzar algunos minutos desde el aeropuerto de Puerto Natales para encontrarse primero con la Cueva del Milodón y la Silla del Diablo, que abren el camino hacia el Parque Nacional Torres del Paine, cuyo macizo de montañas se va asomando a medida que uno se acerca, en un juego de aparecer y esconderse entre las nubes mientras se bordea el Lago Toro, el más grande de toda la Región de Magallanes.

Y así se van sumando paisajes: aparecen el Lago Nordenskjöld, los Cuernos, el imponente Cerro Paine Grande, el Monte Almirante Nieto, el Salto Grande (una cascada que parece nórdica) y el Lago Grey, con su glaciar que uno puede ver de cerca si se sube al catamarán que hace esa expedición, en la que además se recoge hielo que ha soltado el enorme bloque de hielo natural y flota en el agua. 

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La navegación hacia el Glaciar Grey es uno de los grandes atractivos del Parque.

"Lo que buscamos es que la gente llegue y se asombre, una capacidad que se ha perdido porque casi todo el mundo tiene todo instantáneo con las redes sociales, por ejemplo. Queremos que vengan a instalarse, contemplar, observar, retomar la conexión con la naturaleza, sienta olores de su infancia como la tierra húmeda, vea cómo la luz entra en el bosque y que se den cuenta que ante todo esto uno se siente minúsculo", dice Juan Erices, gestor de experiencias del Hotel Lago Grey.

Así es como se puede caminar hacia el nacimiento del Río Pingo, para llegar a un remanso donde desovan los salmones. También se puede hacer un largo sendero por una de las riberas del Lago Nordenskjöld, pasar por el Salto Grande y llegar hasta el Mirador Cuernos, que es el lugar más cercano desde el que se pueden ver los Cuernos del macizo sin hacer las expediciones de montañismo como la W, que dura cerca de cinco días. Ojo que acá no existe improvisación: todos los trekkings o expediciones deben hacerse con guías acreditados, que a su vez deben informar a guardaparques cuando entran o salen de algún sector.

Y si a alguien le gustan los animales está el Sendero Aonikenk, en el que se puede visitar una cueva con pinturas rupestres de este pueblo originario, también conocido como tehuelche o patagón. Con seguridad en el paseo se ven guanacos y hay muchas posibilidades de presenciar vuelos de cóndores. Si hay suerte se puede divisar algún puma a lo lejos. Los más afortunados podrían incluso ver el acecho de un puma a guanacos y el ataque en busca de almuerzo. No es común tener tanta suerte, pero puede ocurrir. 

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En algunos de los paseos, como el Sendero Aonikenk, se ven guanacos, cóndores y con suerte algún puma.

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